Danza de F&A: Adelphia, TW, Comcast, MCI, Verizon, Qwest

Los acreedores de Adelphia indicaron a Time Warner y Comcast que sólo aceptarán efectivo (por US$ 17.600 millones), no acciones. En cuanto a MCI, sigue la disputa entre Verizon y Qwest, que ahora ofrece US$ 8.000 millones.

1 marzo, 2005

Este fin de semana, los acreedores de Adelphia Communications confirmaron a la sociedad ocasional Time Warner-Comcast que no quieren una mezcla de efectivo y papeles, como propuso el principal oferente. Prefieren efectivo.

Pero los analistas no creen que el dúo admita el plantteo. No obstante, la contraofertas de los acreedores no titulizados es un signo de que se reanudan negociaciones. La compañía, quinta operadora de cable en Estados Unidos, viene operando al amparo del título XI (ley federal de concursos y quiebras), en convocatoria desde junio de 2002.

La oferta de TW-Comcast consiste en US$ 12.000 millones en efectivo y 5.600 millones en acciones de una futura empresa, a conformarse entre Adelphia y la división cable de TW. Esa suma representaría casi 15% del paquete total, valuado en aproximadamente US$ 35.000 millones en la ofreta conjunta.

Los acreedores, empero, preferirían todo en efectivo, porque temen que ese 15% no sea finalmente sobre el valor que le asignan los oferentes a la futura compañía. Por otra parte, los acreedores no tendrían control de la nueva firma y ni siquiera sillas en el directorio. Aun cuando se anticipe que la empresa cotizará en bolsa, los acreedores no están seguros de que las eventuales cotizaciones reflejen el valor real de los activos. Sólo aceptarían acciones en la futura compañía de cable si pueden venderla a un precio específico al cabo de un lapso también explícito.

Existe otra oferta, por toda Adelphia. Pero proviene de un grupo experto en compras apalancadas (compran activos pagándose con deuda generada a partir de ellos), Kohlberg Kravis Roberts/Providence Equity Fund. Sea como fuere, Adelphia se comprometió a seleccionar oferta antes de terminar el actual trimestre. Este acto será sólo un primer paso para resolver el destino de la empresa, que se vino abajo por un escándalo contable y un saqueo a manos de su fundadores, la familia Rigas (parte de la cual está aún en la cárcel). Liego vendrá la aprobación del tribunal de bancarrota, donde siguen cruzándose litigios y grescas entre ex directivos, acreedores, etc.

Entretanto, se desenvuelve otra historia, la de Mobile Communications International (MCI), por la cual se pelean dos ex “chicas Bell”, Verizon Communications y Qwest Communications. La ex WorldCom declaró pérdidas por US$ 32 millones en el IV trimestre, contra 22.200 millones de ganancias justo un año antes. Claro: en aquel momento emergía de la bancarrota, muy achicada pero una deuda cuya quita ascendía a 83% del capital inicial.

Por otro lado, los ingresos cedieron 10%, a US$ 4.970 millones, merced en mucho a la licuación del negocio de telefonía residencial a larga distancia. Ademán, la firma que comanda Michael Cappellas –experto en ventas, como demostró en Compaq Computer: le sacó a Carleton Fiorina US$ 18.700 millones, que acabarían con la CEO de Hewlett-Packard- adelanta menores ventas este años (oscilarán entre US$ 18.000 y 19.000 millones).

Ese balance salió un día después de que Qwest (telco núm,erpo 4 en EE.UU.) ofreciese US$ 8.000 millones por MCI, contra los 6.750 millones de Verizon. Ero la posición financiera de Qwest sigue frágil y, de todas maneras, Cappellas había aceptado la propuesta de Verizon.

Este fin de semana, los acreedores de Adelphia Communications confirmaron a la sociedad ocasional Time Warner-Comcast que no quieren una mezcla de efectivo y papeles, como propuso el principal oferente. Prefieren efectivo.

Pero los analistas no creen que el dúo admita el plantteo. No obstante, la contraofertas de los acreedores no titulizados es un signo de que se reanudan negociaciones. La compañía, quinta operadora de cable en Estados Unidos, viene operando al amparo del título XI (ley federal de concursos y quiebras), en convocatoria desde junio de 2002.

La oferta de TW-Comcast consiste en US$ 12.000 millones en efectivo y 5.600 millones en acciones de una futura empresa, a conformarse entre Adelphia y la división cable de TW. Esa suma representaría casi 15% del paquete total, valuado en aproximadamente US$ 35.000 millones en la ofreta conjunta.

Los acreedores, empero, preferirían todo en efectivo, porque temen que ese 15% no sea finalmente sobre el valor que le asignan los oferentes a la futura compañía. Por otra parte, los acreedores no tendrían control de la nueva firma y ni siquiera sillas en el directorio. Aun cuando se anticipe que la empresa cotizará en bolsa, los acreedores no están seguros de que las eventuales cotizaciones reflejen el valor real de los activos. Sólo aceptarían acciones en la futura compañía de cable si pueden venderla a un precio específico al cabo de un lapso también explícito.

Existe otra oferta, por toda Adelphia. Pero proviene de un grupo experto en compras apalancadas (compran activos pagándose con deuda generada a partir de ellos), Kohlberg Kravis Roberts/Providence Equity Fund. Sea como fuere, Adelphia se comprometió a seleccionar oferta antes de terminar el actual trimestre. Este acto será sólo un primer paso para resolver el destino de la empresa, que se vino abajo por un escándalo contable y un saqueo a manos de su fundadores, la familia Rigas (parte de la cual está aún en la cárcel). Liego vendrá la aprobación del tribunal de bancarrota, donde siguen cruzándose litigios y grescas entre ex directivos, acreedores, etc.

Entretanto, se desenvuelve otra historia, la de Mobile Communications International (MCI), por la cual se pelean dos ex “chicas Bell”, Verizon Communications y Qwest Communications. La ex WorldCom declaró pérdidas por US$ 32 millones en el IV trimestre, contra 22.200 millones de ganancias justo un año antes. Claro: en aquel momento emergía de la bancarrota, muy achicada pero una deuda cuya quita ascendía a 83% del capital inicial.

Por otro lado, los ingresos cedieron 10%, a US$ 4.970 millones, merced en mucho a la licuación del negocio de telefonía residencial a larga distancia. Ademán, la firma que comanda Michael Cappellas –experto en ventas, como demostró en Compaq Computer: le sacó a Carleton Fiorina US$ 18.700 millones, que acabarían con la CEO de Hewlett-Packard- adelanta menores ventas este años (oscilarán entre US$ 18.000 y 19.000 millones).

Ese balance salió un día después de que Qwest (telco núm,erpo 4 en EE.UU.) ofreciese US$ 8.000 millones por MCI, contra los 6.750 millones de Verizon. Ero la posición financiera de Qwest sigue frágil y, de todas maneras, Cappellas había aceptado la propuesta de Verizon.

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