Google finalmente se quedó con YouTube: US$ 1.650 millones

Pese a su exigüidad aparente, es la mayor adquisición del principal motor global de búsquedas en Internet en su breve historia bursátil. A su vez, la firma comprada es el primer sitio dedicado a distribuir videos gratis.

10 octubre, 2006

La relevancia de YouTube no reside en su valor de libros –parámetro que ni siquiera es claro en Google-, sino en su cartera de clientes: unos cincuenta millones, reclutados en cortísimo tiempo. De ahí que la puja por comprarlo haya incluido también a Microsoft, Yahoo, Viacom y News Corporation.

Como es común desde hace varios años en este tipo de empresas virtuales, YouTube no es todavía rentable, rasgo que -en su momento- pinchó la loca burbuja puntocom de 1996/2000. En resumen, para Google lo importante es disponer de otro instrumento capaz de atraer usuarios y avisos que siguen abandonado la televisión rumbo a la Red. Al menos, mientras dure el fenómeno y los navegantes (hackers inclusive) no la emprendan contra la publicidad abusiva.

Así lo confiesa Eric Schmidt, director ejecutivo del megamotor. “Somos socios naturales –señalaba- y ofreceremos un servicio de entretenimiento en medios, irresistible para usuarios y avisadores”. Cabría preguntar qué se entiende hoy por “servicio”.

Sea como fuere, desde ahora la compañía dominará uno de los escasos nichos que no ocupaba en Internet. GoogleVideo tenía apenas un décimo de la audiencia potencial en EstadosUnidos, en tanto MySpace ocupaba 23% y YouTube alcanzaba un cómodo 46% del mercado.

La firma, adquirida junto con sus cofundadores (Steve Chen, Chadwick Hurley), acababa de subscribir compromisos con la cadena CBS, los sellos Universal y Sony-BMG. Poco antes, lo había hecho con Warner Music. Todo con la idea de evitar demandas relacionadas con la distribución gratuita de videos por la Red (como le ocurriera años atrás a Napster).

La relevancia de YouTube no reside en su valor de libros –parámetro que ni siquiera es claro en Google-, sino en su cartera de clientes: unos cincuenta millones, reclutados en cortísimo tiempo. De ahí que la puja por comprarlo haya incluido también a Microsoft, Yahoo, Viacom y News Corporation.

Como es común desde hace varios años en este tipo de empresas virtuales, YouTube no es todavía rentable, rasgo que -en su momento- pinchó la loca burbuja puntocom de 1996/2000. En resumen, para Google lo importante es disponer de otro instrumento capaz de atraer usuarios y avisos que siguen abandonado la televisión rumbo a la Red. Al menos, mientras dure el fenómeno y los navegantes (hackers inclusive) no la emprendan contra la publicidad abusiva.

Así lo confiesa Eric Schmidt, director ejecutivo del megamotor. “Somos socios naturales –señalaba- y ofreceremos un servicio de entretenimiento en medios, irresistible para usuarios y avisadores”. Cabría preguntar qué se entiende hoy por “servicio”.

Sea como fuere, desde ahora la compañía dominará uno de los escasos nichos que no ocupaba en Internet. GoogleVideo tenía apenas un décimo de la audiencia potencial en EstadosUnidos, en tanto MySpace ocupaba 23% y YouTube alcanzaba un cómodo 46% del mercado.

La firma, adquirida junto con sus cofundadores (Steve Chen, Chadwick Hurley), acababa de subscribir compromisos con la cadena CBS, los sellos Universal y Sony-BMG. Poco antes, lo había hecho con Warner Music. Todo con la idea de evitar demandas relacionadas con la distribución gratuita de videos por la Red (como le ocurriera años atrás a Napster).

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