DaimlerChrysler: ¿última restructuración antes del divorcio?

Mientras la empresa prepara 10.000 despidos más, algunos accionistas presionan para que Daimler-Benz se desentienda de Chrysler. El matrimonio data de 1998 pero, desde 2000, la sucesió de resultados operativos ha ido de mal en peor.

14 febrero, 2007

Olvidando ambiciosos planes de expansión en pro de objetivos más modestos, DC presenta un plan para eliminar diez mil puestos laborales y cerrar más plantas de Chrysler, su Cenicienta norteamericana. De inmediato, algunos medios salieron a atribuir los reveses a la sindicalización automotriz. Como si sólo la hubiera en determinas áreas de Estados Unidos.

El punto clave es el fracaso de Dieter Zetsche, que obtuvo la presidencia ejecutiva por su aparente éxito en resucitar a Chrsyler tras el colapso de utilidades en 2000/1. Según viene señalando un experto después de otro, los problemas de DC son similares a los de sus rivales General Motors y Ford Motor. Los tres equipos gerenciales insistieron en apostar por utilitarios o todo terreno de lujo y, hasta el momento, casi ningún mando medio ha sido echado por esos errores.

Hoy, el público prefiere coches más chicos y menos consumidores de nafta, opción que DC elige, cuando ya Fiat, Renault, Nissan, Daewoo y tantos otros la han adoptado. Esta semana, Zetsche y Tommaso LaSorda (Chrysler Group) lanzan un programa que su propio personal ha bautizado “la masacre de san Valentín”. Entre otros achiques, incluye el cierre de dos unidades que fabricaban 4×4 y utilitarios deportivos.

Como es habitual en Zetsche, sus planes desdeñan la realidad. Por ejemplo, pretende “reducir cosos haciendo que Mercedes y Chrysler desarrollen modelos en forma conjunta”. No quiere admitir que (a) ambas culturas son muy distintas entre sí y (b) aumentan presiones de accionistas –y dirigentes- germanos para que se disuelva la unión de 1998.

“Lo más sensato sería separar ambas compañías a un costo bajo y disponer de Chrysler”, opina Jürgen Meyer, analista sectorial de SEB Asset Management, Fráncfort. Este fondo privado sueco tiene 0,5% del paquete conjunto y admite que esa solución no puede tomarse en corto plazo aunque, a la larga, sea inevitable. El clima interno en DC es denso. Verbigracia, desde octubre el director financiero no quiere hablar con nadie. La división Chrysler tiene 83.000 personas en doce plantas de armado y diecisiete de partes, pero no está claro de dónde saldrán los despidos.

Olvidando ambiciosos planes de expansión en pro de objetivos más modestos, DC presenta un plan para eliminar diez mil puestos laborales y cerrar más plantas de Chrysler, su Cenicienta norteamericana. De inmediato, algunos medios salieron a atribuir los reveses a la sindicalización automotriz. Como si sólo la hubiera en determinas áreas de Estados Unidos.

El punto clave es el fracaso de Dieter Zetsche, que obtuvo la presidencia ejecutiva por su aparente éxito en resucitar a Chrsyler tras el colapso de utilidades en 2000/1. Según viene señalando un experto después de otro, los problemas de DC son similares a los de sus rivales General Motors y Ford Motor. Los tres equipos gerenciales insistieron en apostar por utilitarios o todo terreno de lujo y, hasta el momento, casi ningún mando medio ha sido echado por esos errores.

Hoy, el público prefiere coches más chicos y menos consumidores de nafta, opción que DC elige, cuando ya Fiat, Renault, Nissan, Daewoo y tantos otros la han adoptado. Esta semana, Zetsche y Tommaso LaSorda (Chrysler Group) lanzan un programa que su propio personal ha bautizado “la masacre de san Valentín”. Entre otros achiques, incluye el cierre de dos unidades que fabricaban 4×4 y utilitarios deportivos.

Como es habitual en Zetsche, sus planes desdeñan la realidad. Por ejemplo, pretende “reducir cosos haciendo que Mercedes y Chrysler desarrollen modelos en forma conjunta”. No quiere admitir que (a) ambas culturas son muy distintas entre sí y (b) aumentan presiones de accionistas –y dirigentes- germanos para que se disuelva la unión de 1998.

“Lo más sensato sería separar ambas compañías a un costo bajo y disponer de Chrysler”, opina Jürgen Meyer, analista sectorial de SEB Asset Management, Fráncfort. Este fondo privado sueco tiene 0,5% del paquete conjunto y admite que esa solución no puede tomarse en corto plazo aunque, a la larga, sea inevitable. El clima interno en DC es denso. Verbigracia, desde octubre el director financiero no quiere hablar con nadie. La división Chrysler tiene 83.000 personas en doce plantas de armado y diecisiete de partes, pero no está claro de dónde saldrán los despidos.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades