La metamorfosis del aeropuerto

Los cambios tectónicos del momento también afectan a los aeropuertos, que necesitan generar ingresos aguzando la imaginación.

6 octubre, 2019

A diferencia de los ferrocarriles, las escuelas y otros servicios públicos, los aeropuertos no reciben ayuda del gobierno. Al fin y al cabo, son los pasajeros los que terminan pagando la cuenta, aunque no lo sepan. Porque, descontando el ingreso que proviene delas aerolíneas que pagan por usarlo, todo lo demás  proviene de negocios: tiendas, ventas libres de impuestos, restaurantes y estacionamientos.

 

Pero mucho de esto último, que antes solía ser un coto de caza cerrado, ha dejado de ser tan seguro. La compra online afecto la venta libre de impuestos mientras que las aplicaciones digitales para servicio de taxi redujo la necesidad de dejar un auto en la termina.  ¿Consecuencia? Los aeropuertos buscan alternativas.

 

También un cambio en la demografía de los pasajeros y una mayor conciencia sobre las responsabilidades ambientales y el impacto del sector están dejando a los responsables ante la necesidad de repensar la forma de manejar las terminales aéreas.

 

El aeropuerto de Helsinki, por ejemplo, muestra algunos cambios especialmente pensados para la próxima generación de viajeros del mundo, muchos de los cuales vendrán a Occidente desde Asia. La mayoría de los carteles también están en chino, además de finlandés e inglés. En la línea de restaurantes, también ofrecen comida china.

 

Los aeropuertos que quieran recaudar hoy deberán mirar más allá de sus pasajeros inmediatos, dice Max Hirsh, autor de Airport Urbanism. El aeropuerto de Helsinki ofrece a los pasajeros un abanico de actividades culturales a minutos de distancia de la terminal:  la gente  que tiene que esperar horas para hacer una conexión puede visitar una fábrica de chocolate o un centro de naturaleza finlandesa. Hacer algunas horas de spa o pasear por el Centro de Ciencias. Hay también muchos otros entretenimientos posibles.

 

Schiphol, el aeropuerto de Amsterdam, combina las operaciones de vuelos con una estación de trenes y centros de compras pre-seguridad, donde se puede comprar desde flores hasta electrónicos.

 

“Los aeropuertos inteligentes se están convirtiendo en desarrolladores de bienes raíces”, dice Hirsh. “Construyen centros comerciales, edificios de oficinas o destinos turísticos. En algunos casos, en el mismo aeropuerto”.

 

Además de a los turistas, esas cosas también atraen a los residentes locales, que comienzan a considerar mudarse a las cercanías del aeropuerto.

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