La única certeza en el escenario mundial

Sea en esta o en la próxima centuria, lo más significativo del escenario geopolítico global será la lucha por exhibir mayor poder e influencia entre China y Estados Unidos, con especial énfasis en el ámbito del Océano Pacífico.

9 septiembre, 2012

<p>&nbsp;<span style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Washington se retira gradualmente de otros puntos de la geograf&iacute;a mundial como el Medio Oriente, y a&uacute;n achicando su gasto en defensa (el mayor del mundo) privilegia los gastos de una poderosa flota y estrat&eacute;gica fuerza a&eacute;rea en el Lejano Oriente, sobre las aguas que dan acceso &ndash;o salida&ndash; a la expansi&oacute;n china.</span></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Es seguro que el mundo dejar&aacute; de ser unipolar para ser reemplazado por un esquema multipolar. No una sola potencia hegem&oacute;nica, sino varias con distinto grado de poder. La &uacute;nica certeza es que todo el poder se desplaza y se concentra en torno al Oc&eacute;ano Pac&iacute;fico.<br />
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Los otros pa&iacute;ses asi&aacute;ticos se ven envueltos en la nueva controversia, les guste o no. Y as&iacute; se advierten realineamientos militares con Estados Unidos por parte de pa&iacute;ses que son fuertes socios comerciales de China.<br />
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La diplomacia china, hasta ahora, se concentraba en los esfuerzos comerciales. Daba por sentado que, progresivamente, toda el &aacute;rea caer&iacute;a bajo su directa influencia y control. La nueva estrategia estadounidense, que se resiste a perder su estatus de superpotencia, la ha apartado del sendero y ahora desde Beijing salen algunas se&ntilde;ales y advertencias que preocupan a muchos de sus vecinos.<br />
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Lo que puede ser un error, visto que el esfuerzo de la principal potencia militar del planeta no garantiza que podr&aacute; mantener posiciones en forma sostenida a lo largo de las pr&oacute;ximas d&eacute;cadas, cuando adem&aacute;s todo apunta a que la econom&iacute;a china se convierta en la primera del orbe para 2020.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
La paradoja actual &ndash;tal como se advierte en el an&aacute;lisis en esta misma edici&oacute;n, a partir de la p&aacute;gina 26&ndash; es que mientras el Gobierno estadounidense toma prestado 40 centavos de cada d&oacute;lar que gasta (y China es el principal comprador de esa deuda) es Beijing quien, en forma indirecta, financia la inversi&oacute;n militar estadounidense para controlar el Pac&iacute;fico.<br />
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Los que piensan que el avance chino es indetenible argumentan que estamos presenciando el ocaso &ndash;lento quiz&aacute;s, pero ocaso al fin&ndash; del poder&iacute;o estadounidense. Este debate tiene lugar especialmente dentro de EE.UU. y media biblioteca, con s&oacute;lidos argumentos est&aacute; a favor de la teor&iacute;a, y la otra mitad &ndash;tambi&eacute;n bien argumentada&ndash; cree precisamente lo contrario.<br />
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En paralelo, hay otro debate. No todo el mundo cree que China es una superpotencia en permanente ascenso. Es cierto que ha crecido sin interrupci&oacute;n en las &uacute;ltimas d&eacute;cadas a tasas in&eacute;ditas. Pero el mismo primer ministro, Wen Jiabao, dijo que el crecimiento econ&oacute;mico del pa&iacute;s est&aacute; desbalanceado y es insostenible.<br />
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Igual que en su contraparte en el continente americano, existen las dos bibliotecas. La de los que son heraldos de desgracias, crisis y retrocesos, y la de aquellos que aseguran que el ascenso seguir&aacute; sin complicaciones.&nbsp;<br />
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Tal vez ambas versiones comparten un grado de verdad. Hay riesgos y peligros relevantes en el futuro cercano de China. Pero cualquier grado de incertidumbre o inestabilidad que se registre es dif&iacute;cil que aparte al pa&iacute;s del sendero del crecimiento.&nbsp;<br />
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Hace ya 30 a&ntilde;os que en el mundo occidental se viene pronosticando el fin del&nbsp;<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">boom</em>chino, la burbuja inmobiliaria, la nueva revoluci&oacute;n cultural, el resurgimiento del poder nacionalista, y docenas de teor&iacute;as al tono, que presagiaban desastres sin fin. Nada de eso ha ocurrido. Tal vez es bueno recordarlo.&nbsp;<br />
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Pero a&uacute;n as&iacute; es dif&iacute;cil subestimar las dificultades y desaf&iacute;os que aguardan a la nueva gran potencia. Cuesta creer que se puede crecer indefinidamente a tasas anuales de 8 &oacute; 9%; y es obvio lo anticuado del sistema pol&iacute;tico y del aparato estatal. Muchos de los vecinos asi&aacute;ticos lograron evolucionar de reg&iacute;menes brutales, dictatoriales, a democracias imperfectas todav&iacute;a pero que funciona en lo esencial y dejaron de producir bienes industriales baratos para aparecer en la vanguardia de la alta tecnolog&iacute;a consumidora.<br />
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Claro est&aacute; que la escala y el tama&ntilde;o de la econom&iacute;a china hacen que cualquier transformaci&oacute;n de este tipo resulte especialmente ardua. Pero tambi&eacute;n lo es que la burocracia de Beijing parece haber descubierto el arte de una exitosa econom&iacute;a industrial.&nbsp;<br />
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Para alcanzar el deseado estatus de superpotencia, tal vez el &uacute;ltimo desaf&iacute;o sea lograr la &ldquo;quinta modernizaci&oacute;n&rdquo;, como los disidentes del r&eacute;gimen han llamado a la democracia.</p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Lo que aporta valor en RSE</strong></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Las empresas est&aacute;n entrando, con todos los esfuerzos desplegados en el campo de la responsabilidad social, en un territorio todav&iacute;a desconocido.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
A medida que esta tendencia se consolida, muchos ejecutivos se quedan con la molesta sensaci&oacute;n de que esas inversiones se basan en una fr&aacute;gil premisa: que la responsabilidad social crea valor, tanto para sus compa&ntilde;&iacute;as como para la sociedad.&nbsp;<br />
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Algunas inversiones, claro, producen ganancias inmediatas y cuantificables, como el reciclado o los procesos de fabricaci&oacute;n que ahorran energ&iacute;a. Pero a menudo se supone que las inversiones sociales van a rendir beneficios de largo plazo: que ayudar&aacute;n a lograr que los consumidores compren m&aacute;s, a atraer m&aacute;s inversores o talento nuevo y valioso.<br />
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Un tema que aparece n&iacute;tido cuando se habla sobre c&oacute;mo rendir cuentas en RSE (ver informe especial a partir de la p&aacute;gina 40 de esta edici&oacute;n).<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Esta investigaci&oacute;n, presentada en mayor detalle en el libro&nbsp;<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Leveraging Corporate Responsibility: The Stakeholder Route to Maximizing Business and Social Value,</em>sugiere que como las interpretaciones que hacen los&nbsp;<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">stakeholders</em>&nbsp;de la responsabilidad empresarial tienen m&uacute;ltiples facetas y son cualquier cosa menos uniformes, es vital que los gerentes traten de no crear la impresi&oacute;n de que esas actividades est&aacute;n desplazando a las prioridades del negocio central. De hecho, algunas actividades de responsabilidad social, por bien intencionadas que sean, pueden da&ntilde;ar la competitividad de una compa&ntilde;&iacute;a.&nbsp;<br />
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De la investigaci&oacute;n surgieron tres consejos:<br />
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<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">No esconder las motivaciones de mercado.</strong>&nbsp;Las personas por lo general son abiertas al tema de la responsabilidad social siempre que las iniciativas les parezcan apropiadas y que las compa&ntilde;&iacute;as las persigan genuinamente y logren el valor social que buscan. Las empresas deber&iacute;an entender que pueden acometer negocios rentables y objetivos de responsabilidad social sin sacrificar otras cosas.&nbsp;<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Atender las verdaderas necesidades de los&nbsp;<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">stakeholders</em>.&nbsp;</strong>A los consumidores les atraen los productos que satisfacen sus necesidades. De la misma manera, se sienten atra&iacute;dos por las empresas cuyas actividades de responsabilidad social producen s&oacute;lidos beneficios, ya sean tangibles o psicol&oacute;gicos. Pero antes de crear programas, los gerentes deben fijar objetivos claros que puedan cumplir.&nbsp;<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Vigilar la evoluci&oacute;n.&nbsp;</strong>La responsabilidad social act&uacute;a como un conducto a trav&eacute;s del cual las empresas pueden demostrar que se preocupan por sus&nbsp;<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">stakeholders</em>. Una compa&ntilde;&iacute;a deber&iacute;a evaluar sus iniciativas regularmente para asegurar que fomentan la deseada unidad entre sus metas y las de la gente afectada. Calibrar la estrategia con frecuencia mejora las posibilidades de que la responsabilidad empresaria cree valor para todas las partes.</p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
<strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">El fin del Estado de bienestar en Europa</strong></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">La percepci&oacute;n dominante entre nosotros es que Mario Draghi, el titular del Banco Central Europeo que adquiri&oacute; s&uacute;bita notoriedad, es el contrapeso que frena la visi&oacute;n ortodoxa de la Alemania de Angela Merkel.<br />
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Pero no parece ser as&iacute;. De sus acciones, lo m&aacute;s claro es que salv&oacute; a los bancos del continente europeo, liberando m&aacute;s de un bill&oacute;n (mill&oacute;n de millones) de euros para otorgarles pr&eacute;stamos a tres a&ntilde;os, con un inter&eacute;s de 1% anual, para inyectarles liquidez y permitirles que sigan comprando bonos soberanos e impedir que caiga su cotizaci&oacute;n.<br />
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&ldquo;No hay trueque factible entre las reformas econ&oacute;micas y los ajustes fiscales&rdquo;, se&ntilde;al&oacute; en una reciente entrevista con&nbsp;<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Financial Times.</em>&nbsp;Pero lo sustancial lo dijo poco tiempo antes hablando con&nbsp;<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Wall Street Journal</em>, &ldquo;dar marcha atr&aacute;s en metas presupuestarias provocar&iacute;a reacciones en los mercados y elevar&iacute;a los diferenciales de tesas sobre el canon alem&aacute;n&rdquo;.<br />
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Pero sigui&oacute; avanzando: transgrediendo los que se supon&iacute;a eran sus propios antecedentes ideol&oacute;gicos, el director gerente del BCE se&ntilde;al&oacute; que &ldquo;el modelo social europeo est&aacute; moribundo&rdquo;. En otros t&eacute;rminos, ya no funciona el capitalismo renano y desaparece el estado de bie&shy;nestar.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Tras calificar como poco realistas las expectativas cifradas en auxilios de China o Jap&oacute;n, &ldquo;las crisis europeas seguir&aacute;n como hoy. O sea, obligando a nuestros pa&iacute;ses a reformas ortodoxas que aseguren prosperidad a largo plazo&rdquo;.<br />
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El famoso modelo social europeo que privilegiaba la seguridad en el empleo y generosas prestaciones en lo social, ha desaparecido a su entender.&nbsp;<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
&ldquo;No hay negociaci&oacute;n posible entre renovaci&oacute;n total y apretarse el cintur&oacute;n fiscal&rdquo;. Los europeos quedaron notificados de lo que pueden esperar. Los cambios estructurales que se predican significan el fin de un modelo de capialismo &ldquo;con rostro humano&rdquo; como les gustaba decir a muchos economistas de la zona.</p>

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