¿La leyenda continúa?
La efímera gestión de Ricardo López Murphy reveló que ningún diseño de política económica, por técnicamente impecable que sea, puede prescindir de una validación social y política. Domingo Cavallo comprendió, rápidamente, la necesidad de dar un giro importante en el discurso: no hablarle a los mercados sino a la gente, desplazar a un segundo plano los graves problemas fiscales y de endeudamiento, reconocer que el peso se encuentra sobrevaluado en alrededor de 20% y poner el énfasis en mejorar el nivel de competitividad del país. Pero el éxito de su estrategia depende de la evolución de la economía mundial y no en menor medida del rumbo que tome la crisis política que agobia al gobierno. Si la recaudación del nuevo impuesto a las transacciones financieras no dejara un saldo importante para destinar a la recuperación de los niveles de competitividad, el programa quedaría limitado a un nuevo ajuste en las cuentas públicas a través de un aumento de la presión tributaria. Y, nuevamente, se estaría apostando a que el ajuste impulsará el círculo virtuoso del crecimiento.
17 noviembre, 2012
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