Los Herederos

En la Argentina, la cultura del corto plazo, alimentada por décadas de inflación, hizo perder de vista la cuestión de la sucesión en las empresas familiares. Los expertos coinciden en señalar que son muy escasos, entre los grandes grupos, los que se plantearon el relevo generacional y educaron a sus hijos para seguir al timón de la nave. Hay casos resonantes de rencillas fraternas, como el que partió en dos al holding Bunge & Born. O el que separó a los hermanos fundadores de Caro Cuore. Un académico español advierte que la continuidad no puede darse por descontada, sino que debe plantearse como una intención explícita en las empresas de familia. Y para dar contundencia a su argumento menciona que en Europa sólo 20% de ellas logra sobrevivir a la transición generacional. Techint, el principal grupo económico de capitales argentinos, representa un caso excepcional: los miembros del clan siempre se han mostrado unidos y dispuestos a preparase para la sucesión. En Aluar, en cambio, los herederos de Manuel Madanes se enfrentaron duramente entre sí. Y luego se alzó en armas la matriarca del grupo. El jefe de Pérez Companc, Goyo, decidió apostar por sus herederos e inició, con ellos, la migración a la industria alimentaria. Pero en el manejo del imperio sólo cuentan los hijos varones. La muerte súbita de sus conductores puso a prueba, con distintos resultados, a los grupos Arcor y Soldati. Se dice que el fundador del grupo Bemberg, Otto, alentó a sus hijos para que fueran artistas o grandes deportistas: no los quería dentro del negocio. Alejandro Bengolea es el aparentemente designado delfín de Amalita Fortabat. Pero su dedicación a los negocios de Loma Negra no es compartida por sus hermanas Bárbara y Amalia.

17 noviembre, 2012

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