El futuro del management

Hay consenso: “quienes dirigen su empresa en este momento son unos cuantos teóricos fallecidos hace tiempo, quienes inventaron las reglas y convenciones de la administración ‘moderna’ por allá en los primeros años del siglo 20”. Para Gary Hammel, “lo que obstruye finalmente el desempeño de la organización no es su modelo operativo, ni su modelo empresarial, sino su modelo administrativo”.

21 octubre, 2009

<p>Hace justo un a&ntilde;o, al celebrar otro aniversario, el tema central planteado por <em>Mercado</em> a sus lectores fue: &ldquo;El futuro de la empresa&rdquo;. Dec&iacute;amos entonces: &ldquo;Tal como la conocemos, est&aacute; en crisis. Sobrevendr&aacute;n grandes transformaciones. Algunas impensadas. El estado actual de la empresa, los nuevos problemas y desaf&iacute;os que enfrenta, los vertiginosos cambios en el entorno, imponen una reflexi&oacute;n. &iquest;Cu&aacute;l es el rumbo del cambio que se avecina?; &iquest;c&oacute;mo ser&aacute; la empresa en el futuro cercano (cinco a diez a&ntilde;os)?; &iquest;qu&eacute; estructura adoptar&aacute;, y de qu&eacute; modo se redefinir&aacute;n liderazgo y estrategia? &ldquo;.<br />
Al reflexionar sobre los cambios visibles en el tama&ntilde;o, la organizaci&oacute;n, y el contexto social y pol&iacute;tico en el que se desenvuelven &ndash;am&eacute;n de las presiones que supone una econom&iacute;a globalizada&ndash; deliberadamente <em>Mercado</em> puso entonces el foco en la empresa, y no en el pensamiento que domina en la conducci&oacute;n de las organizaciones.<br />
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En cambio, el tema central hoy es: &ldquo;El futuro del <em>management</em>&rdquo;. La reflexi&oacute;n es sobre c&oacute;mo se gestiona, cu&aacute;les son las ideas dominantes, cu&aacute;les sobreviven como herencia del pasado y cu&aacute;les se insin&uacute;an como una nueva visi&oacute;n explicativa de un escenario que cambia de forma vertiginosa.<br />
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Siempre hubo teor&iacute;as que pretend&iacute;an explicar una compleja realidad en la organizaci&oacute;n empresaria. Siempre hubo &ldquo;magos&rdquo; de la gesti&oacute;n, comenzando por Frederick Taylor a principios del siglo 20, cuyas ideas centrales fueron adoptadas por Henry Ford para perfeccionar la cadena de producci&oacute;n en serie. La contrapartida de esta identificaci&oacute;n obsesiva del operario con la m&aacute;quina fue satirizada por Charles Chaplin en <em>Tiempos Modernos</em>. Pero en rigor de verdad, el proceso de sistematizar ideas sobre la organizaci&oacute;n empresaria &ndash;especialmente al principio en el campo industrial&ndash; surgi&oacute; despu&eacute;s de la Segunda Guerra Mundial, y su principal exponente fue Peter Drucker, un original pensador y excelente escritor con una cultura renacentista que le permiti&oacute; m&uacute;ltiples abordajes en sus provocadores ensayos.<br />
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La verdadera dimensi&oacute;n del fen&oacute;meno que supuso la irrupci&oacute;n masiva de gur&uacute;s con recetas fascinantes, todas distintas entre s&iacute;, y casi siempre contradictorias, tom&oacute; forma a finales de la d&eacute;cada de los 80 y principios de los 90.</p>
<p><strong>Las teor&iacute;as tradicionales son historia</strong><br />
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Hoy en d&iacute;a, &ldquo;las firmas operan en vastas redes mundiales, donde el concepto tradicional de empresa ya no es v&aacute;lido&rdquo;. As&iacute; se afirm&oacute; durante un debate reciente realizado en la escuela de negocios Wharton. Identificando compa&ntilde;&iacute;as con el conjunto de la econom&iacute;a, se habl&oacute; de un &ldquo;universo cu&aacute;ntico&rdquo; &ndash;idea tomada del espinel especulativo global y sus instrumentos derivativos&ndash;, donde ya no funcionan los &ldquo;&aacute;tomos institucionales&rdquo; de la vieja econom&iacute;a.<br />
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Los te&oacute;ricos que deliberaban en el Centro de Altos Estudios en Management creen que la empresa es la base de la econom&iacute;a, las finanzas, el marketing y la contabilidad. Partiendo de esa premisa, llegaron a postular que ni siquiera Adam Smith tiene vigencia.<br />
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Compar&aacute;ndose con John Maynard Keynes, a cuyo juicio &ldquo;la gente suele estar atada a alg&uacute;n economista difunto&rdquo;, Yoram Wind (director del centro, profesor de marketing) declar&oacute;: &ldquo;Las concepciones cl&aacute;sicas impiden que acad&eacute;micos y ejecutivos capten la verdadera naturaleza de los negocios actuales&rdquo;. <br />
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En la misma l&iacute;nea, pero expresado de forma m&aacute;s contundente, se pronuncia Gary Hamel en su reciente libro sobre el futuro del management, (ver el art&iacute;culo siguiente, p&aacute;gina 90).<br />
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&ldquo;En gran medida, &ndash;dice&ndash; quienes dirigen su empresa en este momento son unos cuantos te&oacute;ricos y ejecutores fallecidos hace tiempo, quienes inventaron las reglas y convenciones de la administraci&oacute;n &lsquo;moderna&rsquo; por all&aacute; en los primeros a&ntilde;os del siglo 20. Son los esp&iacute;ritus burlones que habitan en la maquinaria oxidada de la administraci&oacute;n. Son sus edictos, cuyos ecos llegan desde &eacute;pocas pasadas, los que forjan con su mano invisible la forma como la empresa asigna los recursos, establece los presupuestos, distribuye el poder, premia a los empleados y toma las decisiones&rdquo;.<br />
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&ldquo;Tan predominante es la influencia de esos patriarcas que la tecnolog&iacute;a de la administraci&oacute;n var&iacute;a apenas ligeramente de una empresa a otra. La mayor&iacute;a de las compa&ntilde;&iacute;as tienen aproximadamente la misma jerarqu&iacute;a (una cascada de vicepresidentes ejecutivos, vicepresidentes superiores y vicepresidentes a secas). Sus sistemas de control, pr&aacute;cticas de recursos humanos y rituales de planificaci&oacute;n son an&aacute;logos y sus estructuras de dependencia y sistemas de evaluaci&oacute;n son muy semejantes. De all&iacute; que les sea tan f&aacute;cil a los directores ejecutivos y presidentes saltar de una compa&ntilde;&iacute;a a otra: las palancas y los tableros de mando son m&aacute;s o menos iguales en todas las cabinas de los pilotos corporativos&rdquo;.<br />
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&ldquo;Sin embargo, a diferencia de las leyes de la f&iacute;sica, las leyes de la administraci&oacute;n no son predeterminadas y eternas, lo cual es bueno si se piensa que el equipo de gerencia comienza a sufrir bajo el peso de una carga para la cual no fue hecho. Los cambios vertiginosos, las ventajas ef&iacute;meras, las perturbaciones tecnol&oacute;gicas, los competidores sediciosos, los mercados fracturados, los clientes omnipotentes, los accionistas rebeldes constituyen desaf&iacute;os que, en el siglo 21, ponen a prueba los l&iacute;mites del dise&ntilde;o de las organizaciones del mundo entero, y ponen de manifiesto las limitaciones de un modelo administrativo que no ha sabido llevarle el paso a los tiempos&rdquo;.<br />
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&ldquo;Piense en los grandes avances de los &uacute;ltimos diez o veinte a&ntilde;os que han transformado nuestra forma de vivir: el computador personal, el tel&eacute;fono m&oacute;vil, la m&uacute;sica digital, el correo electr&oacute;nico y las comunidades virtuales. Ahora trate de pensar en un avance administrativo que haya tenido un impacto semejante en el &aacute;mbito de los negocios, algo que haya cambiado radicalmente la manera como se manejan las empresas. No es f&aacute;cil, &iquest;verdad? Es ah&iacute; precisamente donde radica el problema&rdquo;.<br />
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&ldquo;La administraci&oacute;n de empresas est&aacute; obsoleta &ndash;concluye&ndash;. Al igual que el motor de combusti&oacute;n, es una tecnolog&iacute;a que ha dejado de evolucionar en gran medida, lo cual no es bueno. &iquest;Por qu&eacute;? Porque la administraci&oacute;n &ndash;la capacidad de reunir recursos, formular planes, programar el trabajo y espolear el esfuerzo&ndash; es crucial para el logro del prop&oacute;sito humano. Cuando es menos eficaz de lo que podr&iacute;a ser o de lo que debe ser, todos pagamos un precio&rdquo;.<br />
<br />
&ldquo;Lo que obstruye finalmente el desempe&ntilde;o de la organizaci&oacute;n no es su modelo operativo, ni su modelo empresarial, sino su modelo administrativo&rdquo;.</p>

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