Políticas educativas para los próximos cuatro años

El diagnóstico del sistema educativo argentino está marcado por las inmensas transformaciones sociales de las últimas tres décadas. La Argentina vivió desde 1976 hasta la crisis de 2001 un aumento inédito de la pobreza y la desigualdad. Desde 1983 se sumó a este proceso un incremento notable de la tasa de escolarización, que en el nivel secundario pasó de 32,8% en 1970 a 80% actual.

26 octubre, 2011

<p>Por Axel Rivas (*)<br />
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<p>Si bien la expansi&oacute;n del acceso es una gran noticia educativa, la combinaci&oacute;n de este proceso con la magnificaci&oacute;n de la brecha de ingresos tuvo el efecto de aumentar la&nbsp;segregaci&oacute;n&nbsp;<em>dentro</em>&nbsp;del sistema&nbsp;educativo,&nbsp;que quebr&oacute; el proceso de integraci&oacute;n social centrado en la escuela p&uacute;blica.</p>
<p>El impacto de la desigualdad fue determinante en la calidad educativa: la Argentina descendi&oacute; en las evaluaciones de nivel primario de 1996 a 2006: pas&oacute; del segundo al tercer bloque de pa&iacute;ses en Am&eacute;rica latina (pruebas Serce, Unesco). En el nivel secundario, de los 36 pa&iacute;ses participantes de las pruebas PISA (OCDE) fue el pa&iacute;s que m&aacute;s baj&oacute; entre 2000 y 2006. Si bien en 2009 mejor&oacute; su situaci&oacute;n, termin&oacute; sexto entre los ocho pa&iacute;ses latinoamericanos que participaron. <br />
En la Argentina, adem&aacute;s de las desigualdades educativas basadas en la estructura social, existe un segundo circuito determinado por el injusto r&eacute;gimen fiscal del federalismo. Las provincias con menos recursos fiscales son las que pagan salarios docentes m&aacute;s bajos y tienen serias dificultades para sostener sus sistemas educativos. La coparticipaci&oacute;n es determinante de esta desigualdad estructural de la educaci&oacute;n. Mientras Tierra del Fuego invierte $10.600 por alumno por a&ntilde;o, Salta apenas llega a $1.700 (seg&uacute;n datos de 2007, los &uacute;ltimos disponibles). <br />
Estos dos circuitos de desigualdades impactan especialmente en las provincias del norte argentino y en los grandes conglomerados urbanos. La provincia de Buenos Aires tiene la mayor tasa de abandono en secundaria, el mayor pasaje de alumnos del sector p&uacute;blico al sector privado y la mayor ca&iacute;da en las evaluaciones de la calidad entre 1995 y 2007. Nadie puede dudar: el Conurbano Bonaerense es una cuesti&oacute;n central en la agenda educativa.&nbsp; <br />
En cuanto a las pol&iacute;ticas recientes, se destacan avances importantes, que abordaron aspectos sustantivos del diagn&oacute;stico educativo, aunque queden inmensos desaf&iacute;os por delante. Adem&aacute;s de la sanci&oacute;n de la Ley de Educaci&oacute;n Nacional, se logr&oacute;&nbsp;cumplir con la Ley de Financiamiento Educativo, llevando la inversi&oacute;n educativa de 4,1% a 6,4% del PBI en cinco a&ntilde;os. Gracias a ello el salario docente aument&oacute; y se avanz&oacute; en la inclusi&oacute;n educativa, especialmente en el nivel inicial. <br />
Tambi&eacute;n se dieron pasos importantes en la formaci&oacute;n docente, en la educaci&oacute;n t&eacute;cnica y, m&aacute;s recientemente, en la pol&iacute;tica de nueva escuela secundaria iniciada desde la esfera nacional. La pol&iacute;tica de una computadora por alumno en secundaria constituye otra marca de este proceso, que posibilita la inclusi&oacute;n digital y abre grandes &ndash;y necesarios&ndash; interrogantes en las aulas. <br />
Para superar los inmensos desaf&iacute;os pendientes, Cippec elabor&oacute;&nbsp; una serie de propuestas de pol&iacute;tica educativa.</p>
<p><strong>1) Piedra basal: la formaci&oacute;n docente</strong><br />
La formaci&oacute;n docente es el principal desaf&iacute;o de pol&iacute;tica educativa de largo plazo. El futuro de la educaci&oacute;n depende de contar con docentes aut&oacute;nomos, cr&iacute;ticos, creativos y comprometidos. Aqu&iacute; hay que dar un salto pol&iacute;tico trascendental que requiere la decisi&oacute;n de un estadista. <br />
Proponemos extender la formaci&oacute;n de todos los docentes del pa&iacute;s de cuatro a cinco a&ntilde;os e incluir un a&ntilde;o de especializaci&oacute;n (en alfabetizaci&oacute;n, contextos cr&iacute;ticos, literatura, ciencias, matem&aacute;tica, educaci&oacute;n rural, etc.) y un a&ntilde;o de pr&aacute;cticas en escuelas (residencia) para el nivel inicial y primario. Tambi&eacute;n se sugiere crear un examen de finalizaci&oacute;n de la formaci&oacute;n, que acredite los saberes y prestigie a los futuros docentes.<br />
Complementariamente, el Estado nacional deber&iacute;a reorganizar la oferta, concentrar la formaci&oacute;n en menos institutos de alta calidad y transferir progresivamente la capacitaci&oacute;n a los que dejen la tarea de formaci&oacute;n. Es clave construir aproximadamente 120 edificios exclusivos para prestigiar los institutos y que no sigan funcionando dentro de escuelas secundarias, as&iacute; como garantizar un muy alto nivel tecnol&oacute;gico, para que todo futuro docente se forme integralmente en las nuevas tecnolog&iacute;as.</p>
<p><strong>2) Prioridad a la infancia</strong><br />
El Estado debe invertir prioritariamente en la construcci&oacute;n de aulas y escuelas para garantizar la oferta universal de la sala de 4 a&ntilde;os y extender la educaci&oacute;n de los sectores populares en la primera infancia. Este paso es determinante: todos los estudios demuestran que empezar m&aacute;s temprano previene el fracaso escolar y genera las capacidades motrices y neuronales para el aprendizaje futuro.<br />
La meta de la Ley de Educaci&oacute;n Nacional de universalizaci&oacute;n de la sala de 4 a&ntilde;os implica incorporar a 216.000 ni&ntilde;os que est&aacute;n fuera del sistema y tendr&iacute;a un costo de $907 millones anuales durante cinco a&ntilde;os, para estabilizarse en $720 millones anuales (en salarios docentes b&aacute;sicamente) luego de la etapa inicial de construcci&oacute;n de escuelas. Tiene que ser una meta compartida por la Naci&oacute;n, que deber&iacute;a financiar las obras, y las provincias, a cargo de los salarios. <br />
Una pol&iacute;tica complementaria: fortalecer el Plan de Atenci&oacute;n de la Primera Infancia hasta los 3 a&ntilde;os (hoy existe el Programa Nacional Primeros A&ntilde;os), con fuerte apoyo nacional para coordinar y complementar el trabajo diverso de las organizaciones sociales, los municipios y las provincias, actualmente a cargo de los servicios educativos.</p>
<p><strong>3) Extensi&oacute;n de la jornada en el nivel primario</strong><br />
La brecha social existente requiere medidas educativas extraordinarias. En el nivel primario la principal pol&iacute;tica debe ser la extensi&oacute;n de la jornada escolar de las cuatro horas diarias actuales a una oferta de seis horas m&aacute;s el comedor, es decir una escuela de 8:30 a 15:30 horas. Esta oferta debe alcanzar al menos a 30% de la poblaci&oacute;n con mayores necesidades sociales de todo el pa&iacute;s. La oferta estatal actual de doble jornada apenas llega a 6% y no necesariamente se dirige a los m&aacute;s pobres.<br />
Esta pol&iacute;tica debe ser financiada por la Naci&oacute;n porque es la &uacute;nica forma de garantizar que llegue efectivamente a los sectores m&aacute;s pobres de todo el pa&iacute;s. El costo total es de $2.550 millones anuales durante los primeros cinco a&ntilde;os (infraestructura y salarios) y luego de $1.900 millones anuales (solo para salarios).<br />
A su vez, debe planificarse muy bien para que el aumento de horas ofrezca todo lo que un ni&ntilde;o de sectores populares necesita y hoy no tiene para su mayor desarrollo futuro: deportes, artes, idiomas, inform&aacute;tica y trabajo personalizado para evitar el fracaso escolar. La jornada extendida no debe ser &ldquo;m&aacute;s de lo mismo&rdquo;.</p>
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Axel Rivas</p>
<p><strong>4) Profundizar la reforma de la educaci&oacute;n secundaria</strong><br />
La reforma de la escuela secundaria es una meta central que est&aacute;&nbsp;en marcha y que hay que reforzar con m&aacute;s recursos. As&iacute; como es necesario construir m&aacute;s escuelas para garantizar la obligatoriedad, el desaf&iacute;o m&aacute;s complejo es lograr que los alumnos quieran y necesiten ir a esa nueva escuela secundaria.<br />
La f&oacute;rmula actualmente en marcha es la correcta: distribuir un fondo nacional para cada escuela secundaria que sirva para pagar a los docentes por concentrar su tiempo con horas institucionales pagas en la misma escuela; financiar tutores y proyectos que atraigan en un sentido pedag&oacute;gico a los alumnos.</p>
<p><strong>5) El Estado como articulador pedag&oacute;gico</strong><br />
El Ministerio de Educaci&oacute;n de la Naci&oacute;n debe consolidar, institucionalizar e integrar mejor sus pol&iacute;ticas pedag&oacute;gicas. Esa es la v&iacute;a directa de mejora de la calidad de los aprendizajes. Algunas de las pol&iacute;ticas clave para alcanzar este objetivo son: distribuir los NAP (N&uacute;cleos de Aprendizaje Prioritarios) a todas las escuelas; formalizar la pol&iacute;tica de entrega de libros de texto gratuitos a los alumnos de menores recursos, y consolidar el dispositivo de evaluaci&oacute;n de la calidad con pruebas censales y devoluci&oacute;n r&aacute;pida a las escuelas de sus resultados y con v&iacute;nculos directos con las pol&iacute;ticas de capacitaci&oacute;n docente. Es necesario crear un c&iacute;rculo virtuoso entre todas estas intervenciones, que hoy todav&iacute;a est&aacute;n dispersas. <br />
A su vez, debe concretarse el plan lanzado en 2010 de una computadora por alumno para todas las escuelas secundarias y hacer una evaluaci&oacute;n profunda de su impacto en 2012. A partir de esa evaluaci&oacute;n se deber&iacute;a analizar la posibilidad de expandir la pol&iacute;tica al nivel primario.</p>
<p><strong>6) Doble sistema compensatorio nacional </strong><br />
Ante la gran desigualdad en la inversi&oacute;n educativa provincial y en los salarios docentes es clave el doble rol compensatorio del Estado nacional como eje de una nueva normativa que reglamente la distribuci&oacute;n de dos fondos nacionales: salarial (Fondo Nacional de Incentivo Docente &ndash;FONID&ndash; y Programa Nacional de Compensaci&oacute;n Salarial Docente) y de acciones compensatorias (becas, programas nacionales, infraestructura, etc.).<br />
El fondo salarial deber&iacute;a distribuirse en beneficio de las provincias con menos recursos fiscales por habitante, dado que esa es la causa central de la inmensa desigualdad salarial docente. Deber&iacute;a generarse un esquema que priorice a las provincias m&aacute;s pobres desde el punto de vista fiscal y a las que realizan mayor esfuerzo financiero por la educaci&oacute;n. En cambio, el fondo compensatorio deber&iacute;a priorizar a las provincias con mayor pobreza social para la asignaci&oacute;n de becas, inversiones en infraestructura y otros programas nacionales, dado que su fin es, justamente, beneficiar a los ni&ntilde;os m&aacute;s necesitados, sin importar la situaci&oacute;n fiscal de la provincia en la que habitan.&nbsp;</p>
<p><strong>7) Formar a los agentes p&uacute;blicos</strong><br />
Una decisi&oacute;n estrat&eacute;gica en el marco del federalismo argentino es crear una instituci&oacute;n formadora de funcionarios y equipos t&eacute;cnicos para los ministerios provinciales. Debe ser un instituto que marque un claro prestigio y que cumpla la doble tarea de formar futuros agentes p&uacute;blicos y capacitar a los actuales (incluyendo a los supervisores, que cumplen una tarea clave). <br />
Las grandes responsabilidades que recaen en los ministerios de Educaci&oacute;n provinciales indican la necesidad de generar una instancia de formaci&oacute;n de capacidades para planificar la pol&iacute;tica educativa. No hay que fortalecer la funci&oacute;n p&uacute;blica con palabras sino con profesionalismo y con una visi&oacute;n federal: el instituto debe servir para intercambiar saberes de las provincias, no para imponer una visi&oacute;n porte&ntilde;a.&nbsp;<br />
Las condiciones esperadas de crecimiento econ&oacute;mico futuro indican que es muy probable que los recursos necesarios para aplicar estas pol&iacute;ticas est&eacute;n disponibles. En un c&aacute;lculo estimado, con el supuesto de un crecimiento de 4% anual de la econom&iacute;a, implica mantener la inversi&oacute;n de 6% del PBI destinado a educaci&oacute;n en el plazo de cinco a&ntilde;os. Incluso, podr&iacute;a asumirse la meta de incrementar ese esfuerzo y continuar la mejora de los a&ntilde;os recientes de los salarios docentes en t&eacute;rminos reales. As&iacute; se podr&iacute;a llegar a 7% del PBI con todas las metas se&ntilde;aladas y una importante mejora de los salarios en t&eacute;rminos reales.&nbsp; <br />
En cambio, en un contexto de menor crecimiento econ&oacute;mico o en a&ntilde;os de recesi&oacute;n, habr&iacute;a que priorizar decisiones de pol&iacute;tica. En este caso, recomendamos apostar a la inclusi&oacute;n de los alumnos fuera del sistema, a la extensi&oacute;n de la jornada en primaria, y a la reforma de la secundaria seg&uacute;n la disponibilidad de recursos. <br />
Mejorar y reorganizar la formaci&oacute;n docente deber&iacute;a ser la mayor apuesta pol&iacute;tica del pr&oacute;ximo Presidente, salvo una situaci&oacute;n de crisis social. Esto requiere de una gran capacidad de liderazgo del ministro de Educaci&oacute;n y la articulaci&oacute;n de diversos actores para su puesta en pr&aacute;ctica, desde los sindicatos docentes hasta los referentes educativos de cada provincia. <br />
La experiencia reciente se&ntilde;ala que no basta con aumentar la inversi&oacute;n educativa: es necesario definir pol&iacute;ticas prioritarias y encabezarlas desde el Gobierno nacional para garantizar su desarrollo en todo el pa&iacute;s y su justa distribuci&oacute;n para beneficiar a los m&aacute;s necesitados<br />
Este modelo es concordante con el esquema de centralismo fiscal vigente. Es clave evitar coparticipar a las provincias recursos nacionales, dado que la distribuci&oacute;n de la coparticipaci&oacute;n es extremadamente injusta y arbitraria. Ante una coparticipaci&oacute;n inmodificable en los hechos, se impone el realismo pol&iacute;tico: es el Presidente quien debe garantizar que el centralismo fiscal posibilite una distribuci&oacute;n justa y objetiva, que quite discrecionalidad y garantice justicia con las provincias m&aacute;s pobres, fiscal y socialmente. <br />
Es posible cambiar el futuro de la educaci&oacute;n a trav&eacute;s de la pol&iacute;tica educativa. Es necesario un claro camino de prioridades, decisi&oacute;n pol&iacute;tica, capacidad t&eacute;cnica de implementaci&oacute;n, articulaci&oacute;n federal y un escenario de prioridad social para recuperar la educaci&oacute;n p&uacute;blica como basti&oacute;n de una sociedad m&aacute;s justa.</p>
<p>(*) Axel Rivas es director del Programa de Educaci&oacute;n de Cippec. <a href="http://www.agenda-presidencial.org/">www.agenda-presidencial.org</a></p>

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