La web 3.0 exigirá reinventar la publicidad

En la edición de Mercado de noviembre de 2008, se publicó una nota en versión abreviada, con la visión de Adrian Campanelli, director de RealMedia Latinoamérica. En esta edición, la nota en su extensión completa. Por Adrián Campanelli(*)

19 noviembre, 2008

En la web 3.0 la publicidad no muere, se reinventa. Lo que definitivamente muere es la forma tradicional en que se venía pensando esta comunicación. Antes de referirnos a la publicidad en la era de la Web 3.0 debemos hablar del consumidor, del espectador de ésta nueva era. La audiencia, tal como la conocíamos, no existe más. La audiencia estaba en actitud pasiva y relajada, tenía un grado bajo de interacción con los medios y levemente con el contenido que le entregaban.

“El personaje del año es usted”, fue tapa de la revista Time en 2006. Podemos decir “El nuevo rey es usted”. El nuevo rey es la comunidad. El nuevo rey es también el contenido y el prestigio de los medios tradicionales si están validados por la comunidad. El nuevo rey es el contenido útil, práctico y cada vez más honesto y con mayor equidad social. Este nuevo rey buscará optimizar cada vez más su experiencia en la web, pudiendo en lo posible evitar cualquier interrupción, que es el modelo típico de la publicidad tradicional. Ya no son efectivos los métodos “tradicionales” para captar la atención de éste consumidor. El nuevo consumidor, tiene su SmartPhone para acceder a toda la experiencia profesional y personal que le plazca, y se está bajando nuevas aplicaciones para aumentar funcionalidad, seguridad, fiabilidad y mejorar el acceso a la información en Internet.

La Web 2.0 revolucionó las relaciones interpersonales, el entretenimiento y las formas de trabajo de la gente. Los blogs, los mashups, (herramientas que permiten reunir en una misma página los contenidos de distintas páginas web), el crowdsourcing (los usuarios realizando ciertas tareas para una empresa) sin duda son versiones sin comparación con formas tradicionales de referenciar y comunicarse con el público. En el nuevo escenario el medio ya no es únicamente emisor, ahora se nutre de la audiencia.

El medio web evolucionó de ser interactivo y potenciar la interacción bi-direccional hacia la inteligencia de la web 3.0.

El espectador no es más un receptor pasivo. El receptor no espera, exige, participa, opina y se apropia al mismo tiempo de la cultura de la red, y por qué no decirlo, de la cultura de las marcas que “experimenta” en la web.

En la “web 3.0” la revolución deviene del poder de permitir que la gente no sólo interactúe a través del medio sino que use el poder de la tecnología para realizar asociaciones con alto grado de inteligencia y sentido entre los contenidos de distintos sitios en la red.

Es así como la Web 3.0 se define como una red “semántica” que personalmente me gusta definir como una red “cooperativa” en la cual los resultados e informaciones que nos brinda la web, tendrán la carga de información asociada más a “una máquina humanizada” (un sistema que categoriza y procesa el dato para construir información). Para algunos teóricos es el “alter ego” del mundo virtual y de la inteligencia artificial. Estas nuevas tecnologías producirían una reordenación de todas las comunidades virtuales de tal manera que el usuario podría tener acceso a la información categorizada de todas ellas.

Y en éste contexto, la sorpresa, atención, humor o emociones en distintas dosis que siempre quieren provocar los anuncios publicitarios, quizás no sean igual de efectivos para atraer la atención del espectador o para fijar en su percepción asociaciones psicológicas que concientemente o subliminalmente tiene como objetivo el anunciante.

Sin embargo, en la Argentina actual que todavía está caminando una etapa inicial y germinal de marketing interactivo, podemos detectar algunos vicios que están contaminando la cultura llana y universal. La cultura llana, es la que no tiene barreras de contención, donde todos tienen igualdad de oportunidades pero no por ello igualdad de prestigio ni capacidad de difusión. Es una cultura en la cual es fácil de ingresar, pero también fácil de ser ignorados.

Algunos ejemplos.

• Validar información en Internet no es simétrico. Un medio con prestigio se construye por la tradición profesional y/o por su trayectoria histórica, y tiene mucho que arriesgar cuando valida información de nuevos medios que surgen de manera esporádica y brillan por la novedad o por la moda.
• Exagerar en Internet es posible y se presenta como una gran tentación, con beneficio a corto plazo pero perjuicio por pérdida de credibilidad en el largo plazo. Los sitios se miden, pero medir bits debe ser un flujo pues es menos tangible que medir o auditar una circulación de átomos. Opacar el acceso a la información transparente acarrea penalidades de alto grado que sólo en los mercados incipientes pasan desapercibidos.
• Los sitios que valoran solo métricas globales y ratings, siguen privilegiando lo cuantitativo a lo cualitativo, que es el atributo que potencia Internet.
• La eficacia de la búsqueda y hallazgo demuestra cierto grado de desinformación cuando eleva el “dato” al grado de “información”. ¿Cuántas veces encontramos millones de hallazgos inútiles al interés genuino de los navegantes, porque estos son interferidos por promociones o repetición de sinónimos?
• Los sitios que desean retener la atención de los usuarios mediante blogs, deben advertir si sus contenidos responden a un editor de “buzz” en la relación interactiva con la comunidad.
• Las imprecisiones son moneda corriente, pueden propagarse sin verificación y son contaminantes de una cultura llana. Sin barreras de entrada, sin barreras de salida, el corto plazo beneficia y premia erróneamente a quienes menos tienen por arriesgar frente a la oportunidad.

Todo esto es moneda corriente en los momentos germinales de mercados emergentes. No hay novedad. Así fue en la revolución IT de los 80 y en la del Software de los 90.

Para revertirlo y modificar las estructuras de pensamiento que acompañan el descreimiento en el medio de muchos gerentes de finanzas de la región, es necesario incorporar dos apreciaciones. La publicidad interactiva es un aglutinante que potencia sus otras inversiones publicitarias, y se debe reinventar la forma en que tradicionalmente manejamos la comunicación de la marca.

La publicidad en la web debe realizarse en condiciones de confiabilidad de métricas y con lo mejor de las plataformas web como medio. ¿Por qué?
1.- Medir es la forma de hacer transparente todo el negocio. Es inadecuado comparar mediciones hechas de manera profesional con otras que no manejan las mínimas herramientas de gestión. Es inadecuado medir algunos canales como los banners / display ads y no otros (como campañas virales, email marketing) en un mismo contexto. Es común que se igualen los resultados de tecnologías probadas y de nivel internacional con soluciones que no aseguran las mínimas normas aceptadas internacionalmente. El rigor de verificar no se aplica en un mundo donde todo parece ser rápido, liviano y virtual. Esta distorsión es un contaminante del mismo medio del que formamos parte y cuestiona la credibilidad de un mercado incipiente, que está experimentando y aprendiendo.
2.- Obtener números y datos que refuercen las decisiones de gestión. Los números, métricas y datos deben colaborar en la toma de decisiones de toda la empresa. Los números que son útiles a un gerente de marketing a veces no lo son completamente para un gerente financiero. Pero sin embargo los resultados de las campañas online suelen tener números de interés para la toma de decisiones de toda la empresa. El tema es como integrarlos, detectar posibles errores, contar con información adecuada y aprender.
Según Tim Berners-Lee, el creador de la World Wide Web, Internet se desvió y desvirtuó de la idea que lo impulsó a crearla. Seguramente porque se potencia tanto lo mejor como lo peor de la condición humana. El mal uso de la misma son las carencias actuales de la Web, y es donde podemos vislumbrar las oportunidades que las empresas tendrán para valorar el medio y reconvertir la relación de los usuarios con la marca.
La verdadera revolución asoma con la “web inteligente” o “web semántica” cuando se acercar a la manera de comunicación humana en busca de información, convirtiendo ésta en conocimiento, ordenando y clasificando los contenidos de la web para que las máquinas sean capaces de interpretarlos. El desafío de la Web 3.0 entendida como plataforma de la inteligencia de la información, es devolver el control al usuario, y el Poder al individuo. Para que lo virtuoso sea lo que predomina al hacer el balance final.

Reflexión: Hay que sumar valor para destacarse.

El camino a la credibilidad en las métricas de resultados en la Web, puede ser difícil, pero no podemos negar que la Web es medible y los datos existen y están a disposición de las empresas. La mejor manera de recorrer un camino de credibilidad es tener la valentía de superar la manera antigua en que nos hemos acostumbrado a hacer las cosas.

Si el mercado que conocemos hubiese comenzado a desarrollar las potencialidades de Internet desde hace mucho tiempo, ¿existirían productos, consumidores marcas e industrias, sociedades y gobiernos como los que hoy conocemos? ¿Cuál es el límite del cambio que la red interactiva promoverá?. ¿Que nos espera?

Presenciamos una gran cantidad de innovaciones que se han desarrollado en poco tiempo, y veremos muchas más. Veremos tantas como la realidad nos permita y tendremos desde la óptica del consumo, del marketing y de la publicidad interactiva, la frescura de la novedad y la tentación de probar cosas originales.

¿Quien no quiere colgarse el atributo de estar en la innovación, sobretodo cuando parece tan fácil, accesible, y es pariente cercana de la originalidad?

Pero nos queda mucho para mejorar aplicando la imaginación a lo que ya en Internet podemos considerar como maduro y probado. A pesar de que se postula constantemente la muerte de lo que ayer fue novedad, en las reflexiones de nuevas tendencias, hoy por hoy se repiten las mismas simplificaciones al actuar como liebres y no como tortugas. Pero al final de la historia, lo que cuenta siempre son los resultados.

(*) Adrián Campanelli es un entusiasta, escritor e investigador de las tecnologías de la información y la comunicación. Es Director de Real Media Latinoamérica www.realmedianetwork.com

En la web 3.0 la publicidad no muere, se reinventa. Lo que definitivamente muere es la forma tradicional en que se venía pensando esta comunicación. Antes de referirnos a la publicidad en la era de la Web 3.0 debemos hablar del consumidor, del espectador de ésta nueva era. La audiencia, tal como la conocíamos, no existe más. La audiencia estaba en actitud pasiva y relajada, tenía un grado bajo de interacción con los medios y levemente con el contenido que le entregaban.

“El personaje del año es usted”, fue tapa de la revista Time en 2006. Podemos decir “El nuevo rey es usted”. El nuevo rey es la comunidad. El nuevo rey es también el contenido y el prestigio de los medios tradicionales si están validados por la comunidad. El nuevo rey es el contenido útil, práctico y cada vez más honesto y con mayor equidad social. Este nuevo rey buscará optimizar cada vez más su experiencia en la web, pudiendo en lo posible evitar cualquier interrupción, que es el modelo típico de la publicidad tradicional. Ya no son efectivos los métodos “tradicionales” para captar la atención de éste consumidor. El nuevo consumidor, tiene su SmartPhone para acceder a toda la experiencia profesional y personal que le plazca, y se está bajando nuevas aplicaciones para aumentar funcionalidad, seguridad, fiabilidad y mejorar el acceso a la información en Internet.

La Web 2.0 revolucionó las relaciones interpersonales, el entretenimiento y las formas de trabajo de la gente. Los blogs, los mashups, (herramientas que permiten reunir en una misma página los contenidos de distintas páginas web), el crowdsourcing (los usuarios realizando ciertas tareas para una empresa) sin duda son versiones sin comparación con formas tradicionales de referenciar y comunicarse con el público. En el nuevo escenario el medio ya no es únicamente emisor, ahora se nutre de la audiencia.

El medio web evolucionó de ser interactivo y potenciar la interacción bi-direccional hacia la inteligencia de la web 3.0.

El espectador no es más un receptor pasivo. El receptor no espera, exige, participa, opina y se apropia al mismo tiempo de la cultura de la red, y por qué no decirlo, de la cultura de las marcas que “experimenta” en la web.

En la “web 3.0” la revolución deviene del poder de permitir que la gente no sólo interactúe a través del medio sino que use el poder de la tecnología para realizar asociaciones con alto grado de inteligencia y sentido entre los contenidos de distintos sitios en la red.

Es así como la Web 3.0 se define como una red “semántica” que personalmente me gusta definir como una red “cooperativa” en la cual los resultados e informaciones que nos brinda la web, tendrán la carga de información asociada más a “una máquina humanizada” (un sistema que categoriza y procesa el dato para construir información). Para algunos teóricos es el “alter ego” del mundo virtual y de la inteligencia artificial. Estas nuevas tecnologías producirían una reordenación de todas las comunidades virtuales de tal manera que el usuario podría tener acceso a la información categorizada de todas ellas.

Y en éste contexto, la sorpresa, atención, humor o emociones en distintas dosis que siempre quieren provocar los anuncios publicitarios, quizás no sean igual de efectivos para atraer la atención del espectador o para fijar en su percepción asociaciones psicológicas que concientemente o subliminalmente tiene como objetivo el anunciante.

Sin embargo, en la Argentina actual que todavía está caminando una etapa inicial y germinal de marketing interactivo, podemos detectar algunos vicios que están contaminando la cultura llana y universal. La cultura llana, es la que no tiene barreras de contención, donde todos tienen igualdad de oportunidades pero no por ello igualdad de prestigio ni capacidad de difusión. Es una cultura en la cual es fácil de ingresar, pero también fácil de ser ignorados.

Algunos ejemplos.

• Validar información en Internet no es simétrico. Un medio con prestigio se construye por la tradición profesional y/o por su trayectoria histórica, y tiene mucho que arriesgar cuando valida información de nuevos medios que surgen de manera esporádica y brillan por la novedad o por la moda.
• Exagerar en Internet es posible y se presenta como una gran tentación, con beneficio a corto plazo pero perjuicio por pérdida de credibilidad en el largo plazo. Los sitios se miden, pero medir bits debe ser un flujo pues es menos tangible que medir o auditar una circulación de átomos. Opacar el acceso a la información transparente acarrea penalidades de alto grado que sólo en los mercados incipientes pasan desapercibidos.
• Los sitios que valoran solo métricas globales y ratings, siguen privilegiando lo cuantitativo a lo cualitativo, que es el atributo que potencia Internet.
• La eficacia de la búsqueda y hallazgo demuestra cierto grado de desinformación cuando eleva el “dato” al grado de “información”. ¿Cuántas veces encontramos millones de hallazgos inútiles al interés genuino de los navegantes, porque estos son interferidos por promociones o repetición de sinónimos?
• Los sitios que desean retener la atención de los usuarios mediante blogs, deben advertir si sus contenidos responden a un editor de “buzz” en la relación interactiva con la comunidad.
• Las imprecisiones son moneda corriente, pueden propagarse sin verificación y son contaminantes de una cultura llana. Sin barreras de entrada, sin barreras de salida, el corto plazo beneficia y premia erróneamente a quienes menos tienen por arriesgar frente a la oportunidad.

Todo esto es moneda corriente en los momentos germinales de mercados emergentes. No hay novedad. Así fue en la revolución IT de los 80 y en la del Software de los 90.

Para revertirlo y modificar las estructuras de pensamiento que acompañan el descreimiento en el medio de muchos gerentes de finanzas de la región, es necesario incorporar dos apreciaciones. La publicidad interactiva es un aglutinante que potencia sus otras inversiones publicitarias, y se debe reinventar la forma en que tradicionalmente manejamos la comunicación de la marca.

La publicidad en la web debe realizarse en condiciones de confiabilidad de métricas y con lo mejor de las plataformas web como medio. ¿Por qué?
1.- Medir es la forma de hacer transparente todo el negocio. Es inadecuado comparar mediciones hechas de manera profesional con otras que no manejan las mínimas herramientas de gestión. Es inadecuado medir algunos canales como los banners / display ads y no otros (como campañas virales, email marketing) en un mismo contexto. Es común que se igualen los resultados de tecnologías probadas y de nivel internacional con soluciones que no aseguran las mínimas normas aceptadas internacionalmente. El rigor de verificar no se aplica en un mundo donde todo parece ser rápido, liviano y virtual. Esta distorsión es un contaminante del mismo medio del que formamos parte y cuestiona la credibilidad de un mercado incipiente, que está experimentando y aprendiendo.
2.- Obtener números y datos que refuercen las decisiones de gestión. Los números, métricas y datos deben colaborar en la toma de decisiones de toda la empresa. Los números que son útiles a un gerente de marketing a veces no lo son completamente para un gerente financiero. Pero sin embargo los resultados de las campañas online suelen tener números de interés para la toma de decisiones de toda la empresa. El tema es como integrarlos, detectar posibles errores, contar con información adecuada y aprender.
Según Tim Berners-Lee, el creador de la World Wide Web, Internet se desvió y desvirtuó de la idea que lo impulsó a crearla. Seguramente porque se potencia tanto lo mejor como lo peor de la condición humana. El mal uso de la misma son las carencias actuales de la Web, y es donde podemos vislumbrar las oportunidades que las empresas tendrán para valorar el medio y reconvertir la relación de los usuarios con la marca.
La verdadera revolución asoma con la “web inteligente” o “web semántica” cuando se acercar a la manera de comunicación humana en busca de información, convirtiendo ésta en conocimiento, ordenando y clasificando los contenidos de la web para que las máquinas sean capaces de interpretarlos. El desafío de la Web 3.0 entendida como plataforma de la inteligencia de la información, es devolver el control al usuario, y el Poder al individuo. Para que lo virtuoso sea lo que predomina al hacer el balance final.

Reflexión: Hay que sumar valor para destacarse.

El camino a la credibilidad en las métricas de resultados en la Web, puede ser difícil, pero no podemos negar que la Web es medible y los datos existen y están a disposición de las empresas. La mejor manera de recorrer un camino de credibilidad es tener la valentía de superar la manera antigua en que nos hemos acostumbrado a hacer las cosas.

Si el mercado que conocemos hubiese comenzado a desarrollar las potencialidades de Internet desde hace mucho tiempo, ¿existirían productos, consumidores marcas e industrias, sociedades y gobiernos como los que hoy conocemos? ¿Cuál es el límite del cambio que la red interactiva promoverá?. ¿Que nos espera?

Presenciamos una gran cantidad de innovaciones que se han desarrollado en poco tiempo, y veremos muchas más. Veremos tantas como la realidad nos permita y tendremos desde la óptica del consumo, del marketing y de la publicidad interactiva, la frescura de la novedad y la tentación de probar cosas originales.

¿Quien no quiere colgarse el atributo de estar en la innovación, sobretodo cuando parece tan fácil, accesible, y es pariente cercana de la originalidad?

Pero nos queda mucho para mejorar aplicando la imaginación a lo que ya en Internet podemos considerar como maduro y probado. A pesar de que se postula constantemente la muerte de lo que ayer fue novedad, en las reflexiones de nuevas tendencias, hoy por hoy se repiten las mismas simplificaciones al actuar como liebres y no como tortugas. Pero al final de la historia, lo que cuenta siempre son los resultados.

(*) Adrián Campanelli es un entusiasta, escritor e investigador de las tecnologías de la información y la comunicación. Es Director de Real Media Latinoamérica www.realmedianetwork.com

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