El gigante se ahoga

Para los analistas internacionales que contemplan con preocupación el panorama económico argentino, la situación de la provincia de Buenos Aires constituye un motivo especial de inquietud. La crisis fiscal bonaerense adquiere particular relevancia por el tamaño de la Provincia: su producto bruto equivale a 38% del total nacional, con US$ 92.000 millones anuales, más que la suma de Chile y Uruguay. En tamaño geográfico, la Provincia supera a Italia y es apenas un poco más pequeña que Alemania. De su aparato industrial sale casi la mitad de la producción manufacturera argentina. De los 37 millones de habitantes de la Argentina, 14 millones viven en la provincia de Buenos Aires. Los alumnos que concurren a sus escuelas son más que toda la población de Uruguay. La Provincia es importante, también, por su capacidad exportadora: genera cuatro de cada diez dólares que cosecha el país en los mercados externos, y es el vínculo más sólido con Brasil. Pero la magnitud de sus problemas es no menos imponente. En el 2000, su deuda pública se incrementó en 120%, hasta llegar a los casi US$ 4.000 millones actuales. La crisis fiscal se torna aún más agobiante en medio de una recesión que agudiza la situación de inequidad social. Atravesado por fuertes contrastes, en el territorio bonaerense conviven, a veces en estrecho contacto, islas de opulencia con núcleos de pobreza extrema. La quinta parte más rica de su población se queda con casi 52% de los ingresos, mientras que el quintil de los más desfavorecidos percibe menos de 10%. La desocupación supera a la media nacional, con un insostenible pico de 20% en la capital turística de la Provincia, Mar del Plata. Para complicar aún más el panorama, la actividad agrícola y ganadera en esta privilegiada región no logra recuperarse de la devastación producida por las inundaciones y la reaparición de la aftosa. Los lectores encontrarán en estas páginas una extensa indagación en la situación de un gigante acosado por el desborde de las aguas y de los datos de la economía. Un panorama crítico en el que se destaca, sin embargo, la idea que sostiene a los habitantes de uno de los cementerios industriales de la ribera bonaerense: "Cuando sopla el viento del sudeste, el agua llega al cuello, pero no ahoga la esperanza".

17 noviembre, 2012

Contenido exclusivo para usuarios registrados.

Para continuar leyendo esta nota, Ud. debe ser suscriptor.

Suscríbase a Revista Mercado

Conocé todos nuestros planes.

Suscribirme ahora

Si Ud. ya es suscriptor, ingrese con su usuario y contraseña.

Compartir: