El déficit que no miramos

La recesión ayuda, al menos, a que no se adviertan las consecuencias de las carencias y el estancamiento en materia de infraestructura. La situación que enfrenta Brasil puede servir como un signo de alerta. Desde principios de la década de 1990, los mayores avances se registraron en aquellos servicios que son pagados en forma directa por el consumidor a través de tarifas o peajes. Pero en muchos sectores las falencias son enormes. Cuando la economía se reactive, los graves problemas de infraestructura se tornarán más evidentes, al actuar como un poderoso freno de la recuperación. El Plan Nacional que el gobierno diseñó con el doble propósito de resolver el déficit de obras e impulsar una actividad generadora de empleo, enfrenta importantes problemas para ponerse en marcha. El principal es el alto costo de financiamiento, con tasas que, riesgo país mediante, se dispararon de manera sideral. Los especialistas advierten que la falta de inversión puede provocar en el futuro graves problemas de desabastecimiento de servicios básicos. El sector está, materialmente, obligado a crecer, pero no encuentra cómo.

17 noviembre, 2012

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