Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica: avances y proyecciones de la industria

Una instancia de debate y formación impulsada por el Estado argentino junto a ONU Medio Ambiente, con eje en los desafíos de la producción local de litio.

14 agosto, 2019

En todo el mundo existe un consenso en torno a la relevancia de diversificar las alternativas de movilidad sostenible para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la calidad del aire en las ciudades. Como parte de este proceso, el mercado de los vehículos eléctricos (VE) tuvo un crecimiento exponencial durante este siglo a nivel global y en la Argentina, si bien su penetración aún es reducida, los últimos 5 años fueron claves en materia de estudio y preparación de terreno.

Impulsada por el Estado argentino, el Gobierno de la Ciudad y ONU Medio Ambiente, con el apoyo del Programa EUROCLIMA+ de la Unión Europea, se llevó a cabo una nueva etapa de formación en el marco del Proceso de Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, que consiste en la capacitación técnica a todos los sectores involucrados para alcanzar una visión común. “Argentina tiene un rol fundamental en la transición hacia la movilidad eléctrica de todo América Latina. Aguas arriba, desde el litio y el cobalto en el norte, el conocimiento científico y la regulación de fomento a la innovación electrónica necesarias para producir baterías, además de una industria automotriz madura. Aguas abajo, con casi la totalidad de sus habitantes viviendo en ciudades, que podrán disfrutar de un aire más limpio y un transporte público digno”, opinó Agustín Matteri, responsable de ONU Medio Ambiente en Latinoamérica y el Caribe.

Con la ejecución de pruebas piloto para comprender la tecnología implicada en estos sistemas, un componente fundamental es la identificación de las oportunidades en materia productiva, siendo la generación de valor agregado a la industria local del litio y las posibilidades de industrialización de baterías y vehículos eléctricos elementos muy importantes.

A través de dos jornadas – una instancia virtual y otra presencial llevada a cabo en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires – se buscó consensuar los requisitos para la extensión de vida útil y disposición final de las baterías de ion-litio (BIL) e interoperabilidad de las estaciones de recarga, con foco en ciudades y provincias sustentables y estrategias locales para el despliegue de la tecnología nacional. Uno de los desafíos es definir un correcto tratamiento del caudal de BIL que ingresa al país en el final de su utilidad, para evitar consecuencias similares a las que se originan con las baterías convencionales: contaminación de suelos, afluentes y reservorios hídricos o contaminación atmosférica.

Como materia prima en el mundo de los motores sustentables, el litio se caracteriza por su alta capacidad conductora y densidad energética. Actualmente, los Estados que tienen una mayor producción son Australia (que lidera por una gran diferencia), Chile, China y Argentina, que cuenta con 9,8 millones de toneladas. En el resto de Latinoamérica, Bolivia cuenta con 9 millones de toneladas y Chile con 8,4 millones.

“Incentivar la producción de litio es abarcar el problema de raíz y no solo pensar en el beneficio de la movilidad eléctrica para el medio ambiente, sino también en cómo llevar a cabo estrategias para hacer una industria nacional sostenible en el tiempo”, expresó Diego Cosentino, Gerente Regional de FIA Región IV.

Con alrededor de 400 vehículos híbridos y 50 vehículos eléctricos, Argentina asume el reto de generar las condiciones para ampliar su parque automotor sostenible, tanto en lo que refiere al uso personal como a los sistemas de transporte público.  Parte de este abordaje se está logrando con incentivos económicos que incluyen la reducción del impuesto a la importación de vehículos y cargadores, así como del costo de patentes, y en cuanto a la infraestructura, se sentaron las bases para la colocación de estaciones de recarga y se desarrollaron los primeros corredores eléctricos. No obstante, todo cambio técnico implica también una transformación social y cultural.

“Una planificación estratégica de la industria no solo beneficia al mercado de la movilidad eléctrica sino también a los consumidores, pudiendo brindar mejores soluciones para llevar a cabo las acciones hacia una forma de transporte accesible y segura. Es indispensable que los distintos sectores de la producción trabajen en conjunto para lograr el objetivo final de contribuir a un futuro con menos contaminación ambiental”, concluyó el Lic. Pablo Azorín, Jefe de  Seguridad Vial  y Medio Ambiente de FIA Región IV.

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