Industria en EE.UU: en el sector privado hace falta una nueva revolución

Es lo que pide el director ejecutivo de la mayor química mundial. A criterio de Andrew Liveris de Dow Chemical, “este país marcha a un triste futuro si no despierta a la realidad y sale a salvar la industria nacional”. Su receta es clara y consiste en “replantear los nexos entre la industria, el Gobierno y el crecimiento”.

17 enero, 2012

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<p><img alt="" src="../../../../mercado/ro/imagenes/foto_nota_1119_8_1.jpg" /><br />
Andrew Liveris</p>
<p>En disertaciones, entrevistas y su reciente libro <em>(Make it in America: The Case for Reinventing the Economy) </em>este ingeniero australiano pero naturalizado estadounidense no dora la p&iacute;ldora. Cuando &ldquo;los estadounidenses oyen las palabras industria o manufactura, no piensan en el porvenir sino en el pasado o en un presente caracterizado por desempleo, cierre de f&aacute;bricas y dos clases &ndash;media y media baja&ndash; en peligro&rdquo;. As&iacute; afirma en su obra y as&iacute; lo reiter&oacute; en una visita a Wharton. &ldquo;Esta p&aacute;lida imagen contrasta marcadamente con otras partes del mundo, donde &lsquo;industria&rsquo; inspira ideas asociadas a oportunidades, riqueza, expansi&oacute;n y un futuro promisorio&rdquo;. <br />
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En una disertaci&oacute;n titulada &ldquo;El estado de la Uni&oacute;n, visto como camino a un futuro sostenible&rdquo;, Liveris se&ntilde;ala que redact&oacute; ese libro y sali&oacute; de gira &ldquo;para lanzar, en efecto, un debate sobre la industria en este pa&iacute;s&rdquo;. Por supuesto, &ldquo;manufactura no se trata ya de fabricar textiles o indumentaria deportiva ni de acero y chimeneas. Hoy, cuando otros pa&iacute;ses abordan sus formas avanzadas, piensan en semiconductores, pilas fotovoltaicas o energ&iacute;as verdes. En otros t&eacute;rminos, creaci&oacute;n de riqueza v&iacute;a poder industrial, invirtiendo en sectores altamente especializados&rdquo;.<br />
Por el contrario, Estados Unidos &ldquo;se queda inm&oacute;vil viendo c&oacute;mo tantos puestos laborales se pierden a manos de competidores externos. A menos que Washington logre desarrollar estrategias de largo aliento, desaparecer&aacute;n no solo plantas sino, adem&aacute;s, la capacidad de innovar&rdquo;. Para eludir ese gris porvenir, el Gobierno y el sector privado deben trabajar juntos en la renovaci&oacute;n industrial. <br />
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Liveris habla del tema global porque tiene experiencia directa. Actu&oacute; en Dow Chemical durante 34 a&ntilde;os y ha conducido la empresa los &uacute;ltimos siete. En el curso de los &uacute;ltimos meses, Dow se comprometi&oacute; a desarrollar dos plantas para fabricar cubiertas solares fotovoltaicas y paquetes de pilas para autom&oacute;viles el&eacute;ctricos.<br />
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Pero muchos de los 5.000 productos de la compa&ntilde;&iacute;a se hacen afuera, lo cual indica que Dow no predica con el ejemplo: tiene 52.000 personas en 214 lugares de 37 pa&iacute;ses. Otrora l&iacute;der en manufactura, sus operaciones en EE.UU. han ido expulsando mano de obra. Seg&uacute;n revela Liveris, en la d&eacute;cada 2001-10 la industria estadounidense baj&oacute; la cortina a 42.000 plantas y se esfumaron 5,5 millones de puestos laborales. Casi un tercio del sector ha desaparecido.</p>
<p><strong>Dar vuelta la hoja</strong><br />
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&ldquo;El pa&iacute;s debe revertir esas tendencias si realmente quiere desarrollar una econom&iacute;a viable&rdquo;, reitera el ejecutivo. A su juicio, &ldquo;la industria es vital a nuestro gigante porque exhibe un alto efecto multiplicador&rdquo;. Puesto de otro modo, genera puestos laborales complementarios, ajenos a su estructura. &ldquo;La industria importa, est&eacute; uno en Mosc&uacute; o M&eacute;xico, pues crea trabajos secundarios alrededor de los primarios&rdquo;. <br />
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Por cierto, el sector secundario de la econom&iacute;a significaba 18,6 millones de puestos laborales hacia 2009 en EE.UU., seg&uacute;n un estudio del Instituto Manufacturero Nacional (NMI en ingl&eacute;s). Examinando datos de la oficina federal de an&aacute;lisis econ&oacute;mico (BAA), el NMI estima que el sector hab&iacute;a creado 11,8 millones de empleos propios y 6,8 millones en &aacute;reas externas. Por ejemplo, contadur&iacute;a, servicios legales, transportes, seguros y bienes ra&iacute;ces.<br />
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&ldquo;Por cada d&oacute;lar en bienes industriales generados, la cadena de abastecimiento a&ntilde;ade US$ 1,40&rdquo;, subraya Liveris al hacer un balance de conclusiones. &ldquo;El sector servicios aporta la mitad de esa diferencia, por tanto no tengo duda alguna acerca de d&oacute;nde debieran salir puestos laborales para sustentar la recuperaci&oacute;n que precisa EE.UU.: la manufactura&rdquo;.</p>
<p><strong>Efecto derrame</strong><br />
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Si la naci&oacute;n no halla forma de tornarse m&aacute;s atractiva para capitalistas e inversores, en un lapso razonable, las industrias continuar&aacute;n mud&aacute;ndose hacia otros destinos. Eso arguye el director ejecutivo de Dow Chemical. Una vez que la fabricaci&oacute;n de un producto se marcha al exterior, su componente innovador no tarda en acompa&ntilde;arlo. Otros pa&iacute;ses invertir&aacute;n en investigaci&oacute;n, desarrollo y recursos humanos hasta que, de pronto, &ldquo;hecho en California o Michigan&rdquo; se convierte en &ldquo;hecho en China, Brasil, India o Rumania&rdquo;. En resumen, &ldquo;si los estadounidenses no encontramos espacios para innovar, perderemos masa cr&iacute;tica para cumplir ese papel hist&oacute;ricamente clave para EE.UU.&rdquo;.<br />
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Liveris ya observa c&oacute;mo la innovaci&oacute;n surge en China. Para complementar algunas de sus instalaciones all&aacute;, Dow Chemical construy&oacute; hace casi cuatro a&ntilde;os un centro de investigaci&oacute;n y desarrollo. &ldquo;En la actualidad, empleamos 500 cient&iacute;ficos, ingenieros y otros profesionales, que ya doblan la mayor tasa de productividad de bienes patentados de nuestro mejor laboratorio. Son h&aacute;biles y estamos tomando m&aacute;s y m&aacute;s chinos graduados en universidades estadounidenses&rdquo;.<br />
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Otros pa&iacute;ses han advertido el valor de la industria avanzada y se apresuran a atraerla, junto con equipos profesionales a su altura. &ldquo;Al estudiar d&oacute;nde poner una planta &ndash;se&ntilde;ala Liveris&ndash; o levantar instalaciones para I+D, primero buscan respuestas a complejas preguntas. Por ejemplo, costos de construcci&oacute;n, problemas laborales, acceso a mercados, desgravaciones tributarias o exigencias regulatorias. A la inversa, en EE.UU. las actitudes son con frecuencia pasivas o displicentes. Si uno se topa seguido con caras en blanco, significa que la empresa, el sector o el pa&iacute;s mismo carecen de estrategias&rdquo;.</p>
<p><strong>Un ejemplo</strong><br />
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Por otra parte, pa&iacute;ses como los emiratos del golfo P&eacute;rsico o los del sudeste asi&aacute;tico no solo tienen respuestas din&aacute;micas a los interrogantes de Liveris. Tambi&eacute;n ofrecen pilas de casos pilotos que muestran c&oacute;mo se ha ayudado a compa&ntilde;&iacute;as y negocios del exterior en el pasado. <br />
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&ldquo;En lo tocante a Dow Chemical, a diferencia de EE.UU., la ciudad estado de Singapur ha contemplado problemas regulatorios, impositivos, jur&iacute;dicos, energ&eacute;ticos, infraestructurales y sociales. Hab&iacute;a cubierto todas las hojas de ruta, porque quiere ganar inversiones y ser referente regional para terceros pa&iacute;ses&rdquo;. <br />
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En la entrevista de abril con Knowledge@Wharton, Liveris se detuvo en la isla Jurong como ejemplo de Singapur y su impulso. El Gobierno hab&iacute;a decidido en 1997 combinar siete islotes frente a la costa meridional para crear un centro de industrias qu&iacute;micas para el &aacute;rea Asia-Pac&iacute;fico. <br />
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Reuni&oacute; un grupo de agencias oficiales bajo la Junta de Desarrollo Econ&oacute;mico (EDB en ingl&eacute;s), que estableci&oacute; incentivos tributarios, cre&oacute; normas espec&iacute;ficas e instal&oacute; los terminales portuarios necesarios. Desde la apertura, octubre de 2000, hasta 2010, la isla Jurong atrajo m&aacute;s de US$ 30.000 millones en inversiones f&iacute;sicas. A principios de 2011, albergaba 95 compa&ntilde;&iacute;as multinacionales y empleaba 8.000 personas. <br />
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&ldquo;La presente Jurong &ndash;recuerda Liveris&ndash; era una cadena de islotes pantanosos cuando la conoc&iacute; hace 30 a&ntilde;os. Hoy es una de las mayores concentraciones mundiales de empresas qu&iacute;micas y petroqu&iacute;micas. Su clave fue evidente: atrajo no solo industrias qu&iacute;micas, sino tambi&eacute;n a sus abastecedoras. Singapur y otros estados en efecto est&aacute;n incorporando puestos laborales, donde el personal es asociado y, por esa v&iacute;a, mitigan riesgos. Pero EE.UU. no hace ese tipo de cosas. Nuestra postura es pasiva&rdquo;. <br />
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Como advierte el directivo, las zonas econ&oacute;micas especiales son apenas parte de la soluci&oacute;n. Por otro lado, una cosa es una ciudad estado insular y otra, radicalmente distinta, el cuarto pa&iacute;s del mundo en superficie, primera econom&iacute;a por Producto Bruto Interno. <br />
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Precisamente, Liveris destaca una gama de problemas t&iacute;pica del gigante: infraestructura anacr&oacute;nica, deficiente pol&iacute;tica educativa, falta de pol&iacute;ticas consistentes en materia de energ&iacute;a y combustibles, para citar unos pocos. <br />
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A diferencia de las industrias pret&eacute;ritas, &ldquo;la manufactura avanzada no abandona EE.UU. a causa de costos laborales. Es una idea equivocada. A menudo &ndash;se&ntilde;ala el hombre de Dow&ndash;, la mano de obra es una peque&ntilde;a parte del total. Alemania, esa gran exportadora, es una prueba irrefutable.</p>

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