¿Cambiar de trabajo o de carrera?

No son lo mismo, claro. La clave está en preguntarse qué se quiere y cuáles son los sacrificios para dar el gran salto. 

24 noviembre, 2015

Víctimas del síndrome de domingo por la tarde, muchos se cuestionan sobre su elección de carrera y profesión cuando faltan pocas horas para volver a la rutina de la semana. Si bien es perfectamente normal para la mayoría tener altibajos emocionales respecto al trabajo, cuando se hacen frecuentes es motivo de preocupación. Además, no siempre es claro si es un problema de la compañía, de la industria o de nosotros mismos. Lo importante es averiguar cuál es el problema antes de hacer ningún movimiento brusco del cual nos podamos arrepentir. Para desasnarnos, nos podemos hacer tres preguntas.

 

¿Estarías mejor haciendo el trabajo en otro lado?

Parecería ser una pregunta básica y obvia. Pero cuando la situación laboral se pone muy problemática es difícil discernir si el problema es el trabajo o donde estamos haciendo ese trabajo. No es lo mismo tener el peor trabajo que trabajar en el peor lugar, porque uno se soluciona con un cambio de profesional y el otro con un cambio de gerente. Hay muchas formas de averiguarlo, algunas muy sencillas como simplemente hacer un listado de pros y contras del trabajo. Dos columnas con las ventajas y desventajas, lo mejor y lo peor del trabajo. Pensarlo claramente es indispensable, porque si terminas con un listado que demuestra que los problemas son del tipo organizativo y no de trabajo en sí mismo la solución es radicalmente distinta. Además, es mucho más sencillo cambiar de empresa que de profesión.

 

¿Te sentís realizado?

Entender qué motiva a los empleados es un tema candente que viene dando cambios paradigmáticos. Sabemos que no es solamente el sueldo sino también la capacidad de sentirse productivos y estar felices de colaborar en proyectos de iniciativa propia. Cabe preguntarse si el trabajo que realizamos en este momentos nos motiva y nos hace sentir realizados, esa puede ser la madre de todos los males: la falta de realización y motivación. ¿Existen oportunidades en esta empresa y en este rubro para fortalecer mis aptitudes y mejorar mis debilidades?, ¿es la misión y visión de la empresa compatible con mis valores personales?, ¿nos encontramos leyendo sobre el rubro, producto o servicio fuera de nuestro horario laboral y por iniciativa propia? La realización personal es un indicador importante de felicidad laboral y tenemos que preguntarnos qué tan realizados nos sentimos en el día a día cada vez que nos ponemos el traje para salir a trabajar.

 

¿Ya pasaste por esto varias veces?

Si ya es tercera vez en el año que nos cuestionamos nuestro trabajo tenemos la plena seguridad de que se trata de un problema más profundo que simplemente un mal trago del momento. Cuando, por ejemplo, pasamos por varias entrevistas o incluso varios períodos de prueba en un mismo rubro y ninguno parece funcionar podemos empezar a pensar que el problema es el rubro y no simplemente el lugar de trabajo. La inversa también es cierta: si nos vemos interesados en los productos o servicios que vendemos o producimos pero sufrimos y nos cuestionamos varias veces dejar la compañía seguramente lo mejor sea hacerlo.

 

Lo importante de verificar la periodicidad de las crisis laborales es entender si se trata de un problema recurrente y profundo o solamente de un malestar pasajero. Así se evitan movimientos bruscos innecesarios.

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