La codicia empresarial

En una reciente y breve charla informal con Lou Dobbs -- conductor de MONEYLINE, el programa financiero de la CNN FN (Financiera), el economista Paul Krugman analizó cómo hacer para corregir los que llama “incentivos perversos".

31 julio, 2002

– La codicia empresarial se ha convertido en el tema central de este
programa. Nadie en Wall Street está libre de sospecha, analista o ejecutivo.
Usted ha dicho que lo que cambiaron son los incentivos. ¿Se refiere a
los impresionantes paquetes de participación accionaria (stock options)?

– Sí. Antes, la remuneración empresaria, la remuneración
a los ejecutivos, era básicamente el sueldo. Veinte años atrás
era sólo sueldo. Ahora todo parece tener algo que ver con el valor de
las acciones de la compañía. Se creyó que prometiendo participación
accionaria se creaban incentivos para la eficiencia. Pero también crearon
incentivos para otras cosas. Los resultados los tenemos a la vista.

-Y los inversores estaban absolutamente encantados con el CEO que ponían
a la cabeza de su empresa. Mientras el capital accionario creciera 20% al año,
nadie objetaba que el CEO ganara US$ 100 millones anuales. Pero cuando las acciones
comienzan a bajar, dejan de estar tan contentos.

– Sí, no vimos – debo decir que yo mismo me acuso – no vimos la bandera
de peligro. Debimos haber mirado. Debimos haber dicho, esas declaraciones de
ganancias, si uno las suma, están creciendo a mucha más velocidad
que las cifras de ganancias en las cuentas de ingresos nacionales… algo
huele mal aquí. Pero no lo vimos. Y ahora de pronto decimos, ¿qué
le estamos pagando a esta gente? Antes les pagábamos 40 veces el salario
promedio. Ahora les pagamos 500 veces el salario promedio; ¿a cambio
de qué?

– Muy cierto. A cambio de qué. He visto por ejemplo, casos de
empresas cuyas ganancias habían caído 50% y sin embargo el sueldo
de los ejecutivos sólo se contraía 2%.

– Sí, yo leo la literatura académica, que es muy directa en este
tema. Y allí se habla lisa y llanamente del principio de camouflage y
de ocultamiento de escándalo. Y lo que ahora dice la gente que verdaderamente
está investigando estos casos es que en todas las grandes empresas hay
chanchullos.

– Ése no parece un juicio imparcial, ¿no? ¿chanchullo?

– Bueno, ellos no dicen chanchullo. La palabra es mía. Ellos hablan
de modelos alternativos.

– ¿Pero son chanchullos o no?

– Digámoslo así – hay una gran cantidad de negociaciones en beneficio
personal. Hemos creado un sistema…

– Si hay negociación en beneficio personal y uno está trabajando
con los accionistas y el directorio, hay chanchullo.

– Lamentablemente hemos creado un sistema que premia la mala conducta. La gente
no es peor de lo que era antes.

– ¿Cuál es la solución? ¿Cómo vamos
a arreglarlo? Porque estoy 100% de acuerdo con usted.

– Bueno, en parte es política del gobierno. En parte, no mucho, tenemos
que decir que las normas contables dicen que las opciones de compra de acciones
(stock options) tienen un costo. En gran medida — y no me gusta decir
esto – ,creo que en gran medida es el sector privado. Es activismo del accionista.

– No sé si coincidirá conmigo, pero yo creo que el accionista
de hoy es más impotente que nunca.

– Hay grandes accionistas institucionales.

– Se mantuvieron increíblemente silenciosos, pero las cabezas
de esas instituciones participaban de lleno en este mayúsculo…

– Me está diciendo que necesitamos una revolución.

– Digo que lo que necesitamos es reforma. ¿No cree?

– Sí.

– ¿Y de dónde va a venir?

– Debo decir que para eso no tengo la respuesta. Soy un poco pesimista. La
última vez que atravesamos una era de excesos empresarios — después
de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial — hicimos una purga.
Yo no recomendaría repetirla.

– Hicimos lo mismo en los ´80, al salir del escándalo del insider
trading del sistema de las empresas de ahorro y préstamo para la vivienda
( Savings & Loans).

– Ahí está la cosa. No hicimos ninguna purga. Lo que pasó
fue que las empresas se convirtieron en sus propios acreedores. Internalizaron.
No hacía falta Gordon Gekko, porque el CEO era el que estaba haciendo
su trabajo.

– Gordon Gekko. La ambición ya no es tan buena.

– Veála otra vez. Wall Street es una gran película.

– La codicia empresarial se ha convertido en el tema central de este
programa. Nadie en Wall Street está libre de sospecha, analista o ejecutivo.
Usted ha dicho que lo que cambiaron son los incentivos. ¿Se refiere a
los impresionantes paquetes de participación accionaria (stock options)?

– Sí. Antes, la remuneración empresaria, la remuneración
a los ejecutivos, era básicamente el sueldo. Veinte años atrás
era sólo sueldo. Ahora todo parece tener algo que ver con el valor de
las acciones de la compañía. Se creyó que prometiendo participación
accionaria se creaban incentivos para la eficiencia. Pero también crearon
incentivos para otras cosas. Los resultados los tenemos a la vista.

-Y los inversores estaban absolutamente encantados con el CEO que ponían
a la cabeza de su empresa. Mientras el capital accionario creciera 20% al año,
nadie objetaba que el CEO ganara US$ 100 millones anuales. Pero cuando las acciones
comienzan a bajar, dejan de estar tan contentos.

– Sí, no vimos – debo decir que yo mismo me acuso – no vimos la bandera
de peligro. Debimos haber mirado. Debimos haber dicho, esas declaraciones de
ganancias, si uno las suma, están creciendo a mucha más velocidad
que las cifras de ganancias en las cuentas de ingresos nacionales… algo
huele mal aquí. Pero no lo vimos. Y ahora de pronto decimos, ¿qué
le estamos pagando a esta gente? Antes les pagábamos 40 veces el salario
promedio. Ahora les pagamos 500 veces el salario promedio; ¿a cambio
de qué?

– Muy cierto. A cambio de qué. He visto por ejemplo, casos de
empresas cuyas ganancias habían caído 50% y sin embargo el sueldo
de los ejecutivos sólo se contraía 2%.

– Sí, yo leo la literatura académica, que es muy directa en este
tema. Y allí se habla lisa y llanamente del principio de camouflage y
de ocultamiento de escándalo. Y lo que ahora dice la gente que verdaderamente
está investigando estos casos es que en todas las grandes empresas hay
chanchullos.

– Ése no parece un juicio imparcial, ¿no? ¿chanchullo?

– Bueno, ellos no dicen chanchullo. La palabra es mía. Ellos hablan
de modelos alternativos.

– ¿Pero son chanchullos o no?

– Digámoslo así – hay una gran cantidad de negociaciones en beneficio
personal. Hemos creado un sistema…

– Si hay negociación en beneficio personal y uno está trabajando
con los accionistas y el directorio, hay chanchullo.

– Lamentablemente hemos creado un sistema que premia la mala conducta. La gente
no es peor de lo que era antes.

– ¿Cuál es la solución? ¿Cómo vamos
a arreglarlo? Porque estoy 100% de acuerdo con usted.

– Bueno, en parte es política del gobierno. En parte, no mucho, tenemos
que decir que las normas contables dicen que las opciones de compra de acciones
(stock options) tienen un costo. En gran medida — y no me gusta decir
esto – ,creo que en gran medida es el sector privado. Es activismo del accionista.

– No sé si coincidirá conmigo, pero yo creo que el accionista
de hoy es más impotente que nunca.

– Hay grandes accionistas institucionales.

– Se mantuvieron increíblemente silenciosos, pero las cabezas
de esas instituciones participaban de lleno en este mayúsculo…

– Me está diciendo que necesitamos una revolución.

– Digo que lo que necesitamos es reforma. ¿No cree?

– Sí.

– ¿Y de dónde va a venir?

– Debo decir que para eso no tengo la respuesta. Soy un poco pesimista. La
última vez que atravesamos una era de excesos empresarios — después
de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial — hicimos una purga.
Yo no recomendaría repetirla.

– Hicimos lo mismo en los ´80, al salir del escándalo del insider
trading del sistema de las empresas de ahorro y préstamo para la vivienda
( Savings & Loans).

– Ahí está la cosa. No hicimos ninguna purga. Lo que pasó
fue que las empresas se convirtieron en sus propios acreedores. Internalizaron.
No hacía falta Gordon Gekko, porque el CEO era el que estaba haciendo
su trabajo.

– Gordon Gekko. La ambición ya no es tan buena.

– Veála otra vez. Wall Street es una gran película.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades