Las tecnológicas se comen las ciudades

En los 80, las firmas tecnológicas norteamericanas se instalaban en los suburbios: alrededor de Silicon Valley en California, en Redmond en las afueras de Seattle, y a lo largo de la ruta 128 alrededor de Boston. Pero eso ha cambiado. 

21 junio, 2017

El año pasado, los capitalistas de riesgo pusieron US$ 23.400 millones en startups en San Francisco y US$ 7.600 millones en startups en Nueva York, y eso, según Richard Florida, está cambiando la dinámica de las áreas metropolitanas con mucha rapidez.

La teoría de Florida es que las starups comenzaron convirtiendo las áreas metropolitanas en estrellas pero ahora están destruyendo las ciudades.

Durante muchos años, dice, los economistas y urbanistas han creído que el desarrollo de alta tecnología era algo intrínsecamente bueno y que cuantas más startups de alta tecnología, se instalaran más inversiones de capital de riesgo que significaría una mejora para todos. Pero la realidad es que el desarrollo de alta tecnología introdujo una nueva fase “en la que el ganador se lo lleva todo”, donde un número relativamente pequeño de áreas metropolitanas y un pequeño número de barrios dentro de ellas se llevan la mayor parte de los beneficios.

Y mientras eso ocurre, se vaciaron barrios enteros de clase media. En la década del 70, aproximadamente dos tercios de los norteamericanos vivían en barrios de clase media; hoy viven allí menos del 40%. La presencia de clase media se contrajo en 203 de 229 áreas metropolitanas de Estados Unidos entre 2000 y 2004. Y los lugares donde hay menos presencia de clase media son ciudades súper-estrellas y hubs tecnológicos como Nueva York, San Francisco, Boston, Los Angeles, Houston y Washington D.C.

A pesar de sto, no tendría ningún sentido aplicarle los frenos al desarrollo de la alta tecnología. Hacerlo implicaría poner la tapa a la innovación y también al desarrollo económico. La industria de la alta tecnología se mantiene como un importante factor de progreso económico y de generación de empleo, aporta los tan necesarios ingresos impositivos que las ciudades pueden usar para atender y mitigar los problemas que vienen con el éxito financiero.

Pero, si el desarrollo de la alta tecnología causa problemas y detenerlo no soluciona esos problemas, ¿cómo se sigue?

Las empresas de alta tecnología deberían – aunque más no fuera por su propio interés – liderar en un cambio hacia un tipo de urbanismo que permite a muchas más personas, especialmente a obreros y trabajadores en servicios, participar en las ventajas del desarrollo urbano. Las ciudades súper estrellas que ayudaron a crear no pueden prescindir de enfermeras, técnicos médicos, policías y otros proveedores de servicios que ya no pueden pagar el alto costo de una viviendo en las ciudades.
Algunas sugerencias de lo que podrían hacer.

Primero: pueden trabajar on las ciudades para ayudar a construir más viviendas lo que reduciría los precios de la vivienda. Pueden ayudar en los esfuerzos para eliminar antiguas códigos de construcción para permitir más construcción de viviendas e invertir en el desarrollo de viviendas más asequibles para los proveedores de servicios.

Segundo: pueden trabajar e invertir en el desarrollo de más medios de transporte para conectar áreas lejanas con los centros tecnológicos donde está el empleo y generar más densidad de población alrededor de las paradas y estaciones.

Tercero, pueden conectarse con la comunidad empresarial general y con el gobierno para mejorar los empleos de los trabajadores de bajos ingresos, quienes ahora conforman más de 45% de la fuerza laboral nacional, para generar empleos mejor pagos que puedan sostener una familia.

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