El auge de los edificios de madera

La madera se va para arriba. Realmente, es tendencia mundial en los últimos años. Esto viene de la mano del desarrollo de nuevas tecnologías y la creciente demanda de materiales y sistemas de construcción más sostenibles.

11 noviembre, 2019

La preferencia por la madera que muestra la nueva camada de arquitectos tiene que ver con sus múltiples ventajas competitivas. No solo es un recurso renovable sino que también contribuye a mitigar el cambio climático gracias a la absorción y fijación de CO2 atmosférico en su interior. Esto reduce considerablemente las emisiones que impactan en el calentamiento global. Además, todo el proceso constructivo es más rápido y con un menor impacto ambiental. Mejora la contaminación acústica, absorbe las radiaciones electromagnéticas de dispositivos electrónicos y regula la humedad interior. Igualmente, aporta un ambiente de natural calidez, tanto para vivir como para trabajar, lo que incrementa los niveles de productividad.

Desde tiempos remotos es un material usado por el hombre para construir tanto lugares donde vivir como herramientas, entre otra innumerable cantidad de objetos que se podrían mencionar. Hoy se resignifica ante las necesidades ambientales que enfrenta el mundo y se convierte en una de las alternativas más eficientes a la hora de reemplazar al concreto y al acero.

La carrera ha comenzado en varios países del mundo, la meta es conquistar las alturas construyendo edificios en madera.

¿Por qué la madera?

Es un material renovable, reciclable y con huella de carbono cero. Esto contribuye a mitigar el cambio climático y el calentamiento global. Asimismo, es el producto de menor demanda energética para su fabricación. Debido a su capacidad aislante superior a otros materiales, promueve un bajo consumo energético que implica ahorro para el usuario y la sociedad. Esto es clave en el contexto energético deficitario que vivimos actualmente.

De hecho, la foresto-industria es una cadena de valor que tiene un efecto multiplicador que se inicia con la semilla. Hay estudios internacionales que demuestran que un metro cuadrado de área construida en un edificio con estructura de acero genera 40 kg de CO2 a la atmósfera y consume 143 KW / h de energía. Similar es el caso de una estructura de hormigón, que registra 27 kg de CO2 y 80 KW / h de energía por metro cuadrado. En cambio, si la estructura es de madera, un metro cuadrado de superficie plantea 4 kg de CO2 y solo 22 KW / h de energía. Es decir, por cada metro cuadrado construido con estructuras de madera, se reducen las emisiones de CO2 hasta en una décima, en comparación con los sistemas tradicionales de construcción.

Además, las emisiones de gases de efecto invernadero durante el ciclo de vida de un edificio de madera son 74% más bajas que las construidas con estructuras de acero y hasta 69% más bajas que las construidas en concreto.

Argentina cuenta hoy con un patrimonio de 1,3 millones de ha de plantaciones forestales. Las especies principales en nuestro país son el pino, el eucalipto y las salicáceas.

Más de 40% de estas plantaciones se encuentran certificadas por sellos de gestión sostenibles. Y proveen de materia prima a 95% de las industrias de base forestal del país. Entre las cuales se incluyen plantas de celulosa y papel, tableros y más de 2.700 PyMES, generando empleo directo a 100.000 personas.

El sector puede aumentar sus exportaciones y reducir el déficit comercial. A través de la plataforma ForestAR2030 se espera alcanzar para dicho año las 2.000.000 de hectáreas. Claramente esto habla del gran desarrollo y potencial de toda la cadena foresto industrial.

Para arriba, hasta tocar el cielo

Hoy se registra una sana competencia por liderar con el edificio de madera más alto del mundo. Son muchos los países que participan de la carrera. Algunos cuentan con edificios ya inaugurados, mientras que otros prometen asombrar a las comunidades. Pero esta tendencia que parece ser novedosa en realidad no lo es tanto. Hoy la historia nos muestra ejemplos pasados de construcciones de gran altura.

“La mítica Pagoda de Madera de Yingxian es la única budista. Siendo la más antigua y grande en el mundo, fue construida totalmente de madera en 1056 durante la Dinastía Liao (916-1125 d.C). Con sus 72 m de altura y sus 900 años, no tiene nada que envidiar a las actuales construcciones”, explicó el Arquitecto Diego García Pezzano, responsable del Dpto de Arquitectura de CADAMDA – La Cámara de la Madera.

De hecho, son cada vez más notorios los proyectos de rascacielos y edificios que tienen a la madera como elemento fundamental de construcción.

“Nuestro país tiene una extensa industria que produce piezas de madera laminada encolada desde hace más de 60 años. Si bien aún no contamos con el sistema CLT (Madera Laminada Cruzada o Cross Laminated Timber –por sus siglas en inglés), los materiales y tecnologías locales tienen la capacidad sobrante de proveer lo necesario para construir edificios en altura” sostuvó Pezzano.

El arquitecto también añadió que “quizás falte aún para llegar a los 84 metros de los noruegos o a los 300 metros del proyecto japonés, pero pensar en edificios de planta baja y 3 o 4 pisos es totalmente posible. Contamos con los materiales, tecnologías y capacidad para llevarlos adelante con éxito. Quizás la barrera más importante a vencer sea la cultural y las normativas. Aunque con la aparición de reglamentos, como el CIRSOC 601, esas barreras empiezan a levantarse”.

La Argentina cuenta con un gran potencial para colaborar en la reducción del déficit habitacional. Su velocidad de respuesta, la capacidad disponible del recurso forestal y el procesamiento industrial, son claves. Permiten dinamizar el empleo y las economías regionales y agregan valor a la materia prima proveniente de bosques cultivados. También generan beneficios ambientales, económicos y constructivos de los sistemas utilizados.

“En nuestro país van asomando algunos ejemplos de edificios que se animan a sobrepasar la planta baja. Esperamos que esto escale rápidamente, en altura y en capacidad de producción para movilizar a toda la cadena” afirmó el arquitecto. Y agregó: “Si tomamos el caso de Chile, vemos que ya han desarrollado con tecnología propia un edificio experimental de 24 m de altura. En Uruguay, con tecnología importada, el CLT, y madera local ya han construidos hoteles de planta baja y dos pisos. Es un proceso que comenzó y se expandirá rápidamente en todo el continente”.

Algunos ejemplos

España: el edificio WittyWood será el primero del mercado que se construirá íntegramente con madera como elemento estructural. Tendrá un diseño que intentará recrear un ambiente de trabajo natural. El edificio constará de 4.100 m2 construidos que se distribuirán en 4 plantas y que se repartirán entre 2.600 m2 destinados a oficinas y 1.500 m2 habilitados para usos complementarios. Se distinguirá por generar muy poco impacto medioambiental.

Noruega: se está construyendo el que será, por el momento, el edificio de madera más alto del mundo. El Mjøstårnet tendrá 18 pisos y llegará a los 80 metros de altura. Se ubica en un pequeño pueblo cercano a Oslo. Incluirá departamentos y oficinas, un hotel, piscina cubierta, restaurante y áreas comunes.

Estados Unidos: el T3 creado por el arquitecto Michael Green es un edificio de oficinas en la ciudad de Minneapolis. Su nombre significa “Timber, Technology, Transit” y tiene una superficie de 224.000 pies cuadrados de oficinas más espacio comercial. Utiliza componentes de madera para techos, pisos, columnas, vigas y muebles. Como resultado de la estructura de madera, T3 se construyó en menos de 10 semanas.

Holanda: está en desarrollo una obra con 21 pisos proyectados destinados principalmente a viviendas. Será una torre residencial de 73 metros de alto junto al río Amstel.  Se estima que más de tres millones de kilos de dióxido de carbono serán almacenados en las piezas laminadas del edificio.

Australia: en la ciudad de Brisbane, se erige el edificio con estructura de madera más grande del país. “25 King” tiene 45 metros de altura que se reparten en 10 pisos de oficinas.

Canadá: Brock Commons Tallwood House cuenta con 18 pisos (53 metros). Está ubicado en el Campus de la Universidad de British Columbia (Vancouver, Canadá) y funciona como residencia de estudiantes. Sirve de vivienda para 404 alumnos, en apartamentos con cuatro dormitorios y estudios individuales con baño y cocina. Se construyó sólo en 66 días y se estima que la madera utilizada para su construcción almacena unas 1.753 toneladas de CO2. Además, evita la emisión de 679 toneladas de gases efecto invernadero.

 

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