Canto de sirenas

Le Sirenuse es el nombre napolitano que identifica a uno de los más bellos hoteles del mundo, enclavado en el enjambre de villas y casas de Positano donde siempre parece escucharse el canto de las míticas sirenas.

9 diciembre, 2009

<p>Por Rafael Jijena S&aacute;nchez</p>
<p><img alt="" src="http://204.10.37.162/~mercadot/mercado/ro/imagenes/foto_nota_1086_39_1.jpg" /></p>
<p><em>&ldquo;Llegar&aacute;s primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres van a su encuentro. <br />
Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su esposa e hijos peque&ntilde;os rode&aacute;ndoles sino que le hechizan las sirenas con el sonoro canto sentadas en unas praderas.<br />
&iexcl;Pasa de largo y tapa las orejas de tus compa&ntilde;eros con cera blanda, previamente adelgazada, a fin de que ninguno las oiga!<br />
Mas si t&uacute; desearas o&iacute;rlas, haz que te aten en la velera embarcaci&oacute;n de pies y manos y as&iacute; podr&aacute;s deleitarte escuchando a las sirenas. Y en caso de que supliques o mandes a los compa&ntilde;eros para que te suelten, que te aten con lazos todav&iacute;a m&aacute;s fuertes&rdquo;.<br />
(La Odisea, canto XII)</em></p>
<p><em>Le Sirenuse </em>es un encantador hotel suspendido de una abigarrada colina de la villa de Positano, ese rom&aacute;ntico enclave en la costa amalfitana, ribera que divide sus afectos entre Sorrento y Salerno y que fuera considerado como uno de los m&aacute;s bellos hoteles del mundo seg&uacute;n el <em>ranking</em> de la revista <em>Traveller</em>.<br />
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Las enormes llaves de bronce con la silueta de la sirena que llevan a los dormitorios de Le Sirenuse permiten constatar que no hay un lugar igual a otro, que est&aacute;n graciosamente decorados con mosaicos de Vietri y que todos balconean sobre la min&uacute;scula playa ambientada con coloridas arcas, rudos marineros y t&iacute;picos <em>ristorantes</em> donde nadie osar&iacute;a levantarse sin rendir honores a la extensa lista de especialidades napolitanas.<br />
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All&iacute; todo es tan &iacute;ntimo y cercano que si alguien cometiera la herej&iacute;a de aburrirse en un balc&oacute;n de Positano podr&iacute;a entretenerse contando los mosaicos de la c&uacute;pula de la iglesia <em>Santa Maria dell&rsquo;Asunta</em> o de las tejas de las casas que escalonan la sierra.<br />
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A lo lejos, como &uacute;nica interrupci&oacute;n en el horizonte, se alza la isla de Galli, aquella que habr&iacute;a sido poblada por m&iacute;ticas sirenas, las mismas que intentaron atrapar a Ulises con las redes de sus encantos.<br />
Hechizo al que sucumbi&oacute;, en cambio, alguien habituado a coquetear con las musas: Rudolf Nureyev, uno de los pocos mortales que pudo vanagloriarse de poseer una isla habitada por sirenas.<br />
<em>La vera storia </em>de<em> Le Sirenuse</em> comienza en &eacute;pocas en que Positano no conoc&iacute;a ni el agua corriente ni la electricidad (aunque ostentaba otros encantos y valores).<br />
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Lo cierto es que al caer N&aacute;poles bajo fuego durante la Segunda Guerra Mundial, el marqu&eacute;s Luis Sersale, miembro de una aristocr&aacute;tica familia, tuvo la ingeniosa idea de hacer los petates y perge&ntilde;ar un enroque entre la villa veraniega y su casa con vista al Vesubio.<br />
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Y as&iacute; fue como el esp&iacute;ritu hospitalario del marqu&eacute;s logr&oacute;, en 1951, transformar la casa familiar de 10 cuartos en un delicioso <em>albergo</em> que hoy acusa 60 habitaciones (e igual n&uacute;mero de sol&iacute;citos empleados) y que amerit&oacute; integrar la cadena <em>The Leading Hotels of the World.</em><br />
<br />
De la cercana isla la famiglia Sersale tom&oacute; prestado el nombre, bautizando al albergo como <em>Le Sirenuse</em>, a cargo hoy del afable Antonio Sersale, <em>gourmand</em> exquisito y amante de nuestro pa&iacute;s.<br />
Claro que el lugar nunca perdi&oacute; el esp&iacute;ritu familiar, a punto tal que a&uacute;n hoy 30% de las mesas de su c&eacute;lebre <em>ristorante</em> <em>La Sponda</em> est&aacute;n siempre ocupadas por miembros de la familia Sersale o por sus m&aacute;s dilectos amigos.<br />
<br />
Una vez mudado con su familia, el marqu&eacute;s Polo Sersale, quien gracias a sus buenos oficios hab&iacute;a tenido el honor de lucir la tricolor banda como alcalde de Positano, lo primero que hizo fue anexarle a cada habitaci&oacute;n un ba&ntilde;o y decorarlas alegremente con el &uacute;nico y generoso objeto de poder agasajar a sus amigos, atra&iacute;dos en igual medida por los encantos del lugar, la amabilidad de los Sersale y por los efluvios provenientes de la afamada cocina napolitana.<br />
<br />
Claro que era un ritmo de vida imposible de sostener por mucho tiempo, m&aacute;xime cuando por su cargo honor&iacute;fico, el alcalde Sersale no recib&iacute;a ni una sola lira en conceptos de gastos de representaci&oacute;n.<br />
Por lo tanto, y para poder seguir d&aacute;ndose el gusto de reunir a sus amigos, no tuvo mejor idea que transformar la villa en un hotel.<br />
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Y esa atm&oacute;sfera familiar se mantiene todav&iacute;a intacta creando peque&ntilde;os ambientes donde intr&eacute;pidas enredaderas colaboran en la tarea ornamental encaram&aacute;ndose en los lugares mas insospechados, mientras que la mayor&iacute;a de los muebles de &eacute;poca siguen siendo los mismos que decoraban la casa familiar.<br />
<br />
La mayor&iacute;a de los hu&eacute;spedes llegan hasta <em>Le Sirenuse</em> para abandonarse a los placeres de la caricia solar, confundir sus cuerpos con las reposeras y aspirar los aromas floridos de cada balc&oacute;n de Positano, una villa decidida a no contaminase con la llegada de ricos y famosos.<br />
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Como es bien sabido, la fama de la <em>cucina</em> napolitana merecer&iacute;a un cap&iacute;tulo aparte, a punto tal que muchos platos llevan el nombre de familias con creatividad culinaria como ser la <em>Pizza alla Campofranco, Macheroni alla Campolattaro</em> o los <em>Petti di Pollo alla Calabrito.</em><br />
<br />
Pero a la hora de atraer hu&eacute;spedes, un filme logro m&aacute;s resultados que el mismo encanto de las bellas mujeres con cola de pez. Fue la comedia <em>Only You,</em> con Marisa Tomei y Robert Downey Jr., quienes terminaron enamor&aacute;ndose en el lugar (y del lugar). <br />
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Seg&uacute;n describ&iacute;a el novelista John Steinbeck, otro que cay&oacute; seducido por los encantos de Positano,<em> &ldquo;all&iacute; hay una sola callecita que llega hasta la playa y estrechas callejuelas, una m&aacute;s empinada que la otra… por lo tanto si van a encontrarse con amigos les aconsejo, no caminen… trepen!&rdquo;. </em></p>

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