Cambian las bodas en Francia

A pesar de ser un país famoso por su comida y su estilo, las jóvenes parejas francesas eligen casarse “a la americana”. Esto significa el adiós a la tradicional torta de profiteroles y la bienvenida a las tortas de cuatro pisos y a las “damas de honor” en vestidos brillantes.

29 noviembre, 2012

En un país admirado globalmente por su comida y su sentido de la moda las parejas de novios en Francia eligen, de manera creciente, tener casamientos a la manera inglesa o norteamericana. Después de la boda de William y Kate en Inglaterra el año pasado la demanda de tortas de varios pisos y de diseños en vestidos más conservadores se ha elevado en el país galo.

Tal vez la pérdida que más duela sea la gastronómica. El pino de profiteroles rellenos de crema, cubiertos en chocolate y unidos por hilos de caramelo que los franceses llaman croquembouche ha sido reemplazado por las tortas de varios pisos con frosting, una crema a base de manteca y azúcar que se usa en las decoración de tortas norteamericanas. Aunque, de hecho, nació en la época victoriana: mientras más blanco era el frosting más rica era la familia porque el azúcar impalpable era un bien de lujo.

Tiene que ver, seguramente, con el avance de la cultura estadounidense que, con sus películas, exporta una visión sobre el matrimonio que diferente de la francesa. Por ejemplo, en un país en donde no hay “damas de honor” sorprende que las parejas elijan que sus amigos los acompañen al altar con vestidos brillantes. La cantidad de blogs, revistas y vidrieras de reposterías que exhiben platos de bodas no tradicionales también ayudaron a formar opinión entre los más jóvenes.

Inclusive la tendencia de contratar a una planificadora de bodas ha crecido recientemente. Los editores de revistas de casamiento han visto crecer las ventas de sus publicaciones, también.

El efecto Kate

Aunque no hay que subestimar el efecto que tuvo la boda real entre Kate y William el año pasado. Una audiencia de 2.000 millones los vio decir el sí. Tal vez por eso muchas novias estén cambiando la seda francesa por el encaje inglés. De hecho, los diseñadores de los vestidos han abierto operaciones en Francia para hacerle frente a la demanda creciente.

 El mes pasado los dos diseñadores –y también otros- lanzaron colecciones en Paris en un evento que se llamó A Very British Affair. El salón estaba decorado con flores de la campiña inglesa y los invitados tomaron bebidas de ese país.

Los especialistas, sin embargo, piensan que el amor por las tradiciones inglesas y estadounidenses es solo una moda y que las mujeres no se alejarán demasiado de lo que se considera la boda francesa. Mechan elementos modernos con la elegancia que siempre ha caracterizado los eventos en ese país.

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