El Burladero, banquete español para viajar con los sabores

De las paredes cuelgan fotos antiguas, bufandas de la selección española, camisetas de fútbol, carteles con imágenes y señales típicas. Se siente como una verdadera taberna, con música instrumental flamenca, una barra amplia para disfrutar de un tapeo y diferentes mesas para una salida de pareja o mesas grupales para compartir platos y experiencia. El ambiente no está sólo: la comida acompaña ese latir español. Con foco en los platos tradicionales del país europeo, El Burladero -parte de la familia Sottovoce, que en Buenos Aires también tienen Fervor, 6to y el restaurante homónimo al grupo- hace que el comensal se sienta por unas horas de España, con atención muy atenta y dispuesta a recomendar. Para comenzar, a la mesa llega un shot de gazpacho (sopa fría de tomate, típica de Andalucía) y unas olivas carnosas, junto a la panera casera. Como gentileza también ofrecen una cañita de cerveza o sidra tirada, para leer la carta ya en sintonía.

Entre las entradas, están la siempre tentadora tortilla con chistorra ($209), firme por fuera y turgente por dentro, en el punto justo, los Calamares a la plancha en su tinta ($253) y el plato del Jamón de Jabugo ($680), de la región de Huelva, entrega una bocanada de españolidad. Las gambas al ajillo ($312, con producto del Atlántico argentino, como todos los frutos de mar que se cocinan aquí) son carnosas y con ajos más que agradables al paladar, entre intensos y dulces. Entre los principales hay potajes (guisos de cacerola), pesca en preparaciones calientes, el aclamado cochinillo y los arroces, entre los que está uno de los emblemas de la casa: la paella. Se pueden pedir diferentes versiones, como la valenciana -con frutos de mar y pollo-, la de campo (con conejo y pollo), de vegetales y setas, con arroz negro y calamares y gambas o la de mariscos ($743 para dos personas): con arroz bomba a punto, gambas, almejas, mejillones, entre otros mariscos, llega en porciones abundantes, aún la versión para una pareja. Entre los postres, se destacan la Crema catalana ($136), los Profiteroles rellenos de crema helada y bañados en chocolate caliente ($166) y los Churros con chocolate fundido, una costumbre madrileña ($133). Sobre el final hay otra atención del servicio que forma parte del precio del cubierto ($51), un vasito de grappa o limoncello a elección. Para no desperdiciar nada, es una costumbre de El Burladero ofrecer lo que sobró para comer en otro momento en casa.