Los sueños de Yoko Ono

La exposición de Yoko Ono (Tokio, 1933) no son sólo para mirar. Hay que subir una escalera, mirar, escuchar el sonido de la Tierra girando, prender un fósforo y observar cómo se apaga. En “Dream Come True” hay que hacer. La muestra que inauguró en MALBA incluye más de 80 obras, entre objetos, videos, films, instalaciones y registros sonoros, producidos desde principios de los 60 hasta hoy, y tiene como eje las llamadas Instrucciones, invitaciones a la participación del público: son piezas compuestas por mensajes simples y poéticos, que invitan a los espectadores a realizar determinadas acciones. Asociada con el arte conceptual, la performance, el grupo neo-vanguardista Fluxus y los happenings de los 60, Yoko Ono ha sido una pionera en el cuestionamiento del concepto y el objeto de arte.

Como previa a la llegada de la exposición a Buenos Aires, la artista convocó a mujeres de América latina para que contaran situaciones vividas de violencia de género; esos testimonios anónimos son parte de una instalación en el museo. “Yoko Ono amplifica el alcance de una obra con un fuerte compromiso social y político, a partir de su militancia a favor de movimientos como el feminismo, el pacifismo y el ecologismo. En Dream Come True, la artista nos invita a atravesar una experiencia transformadora en nuestra relación con nosotros mismos y con los demás”, explican desde el museo.

La muestra -que no pudo contar con la presencia de la artista por motivos de salud- cuenta con la curaduría de Agustín Pérez Rubio y Gunnar B. Kvaran, y cuenta con una agenda de programas en paralelo, como cursos, visitas guiadas, charlas públicas, performances, ciclos de cine y animé y actividades para el público infantil y adolescente.