Coloquio de IDEA, más pendiente de Cristina que de su propia agenda

El lema del coloquio de IDEA que comenzó ayer en Mar del Plata, “Argentina, un trabajo para todos”, no contó, como esperaban los organizadores, con el apoyo del gobierno, que no resigna la iniciativa presidencial de convocar a la concertación.

8 noviembre, 2007

(Especial).- Mientras los más de 500 asistentes que llegaron a Mar del
Plata para participar del 43ª coloquio anual de IDEA descansaban en los hoteles
donde los alojaron, el titular de la organización del evento, Guillermo
Murchison, y el presidente de la entidad, Gustavo Ripoll, pasaron la noche pendientes
del teléfono.

Esperaban una llamada desde la Casa Rosada que respondiera un S.O.S. que le
lanzaron el día anterior a la presidenta electa, Cristina Fernández
de Kirchner, para que cambiase su decisión de no concurrir a la cena
de cierre, mañana viernes.

La senadora se excusó de ir al acontecimiento social de mayor predicamento
que realizan los empresarios una vez al año, aduciendo que tendría
que viajar hoy a Chile a la cumbre iberoamericana con su esposo, y que el viernes
tenía la ceremonia de confirmación religiosa de su hija Florencia
en una parroquia de San Isidro.

Murchison sufrió parecidas presiones a las que tuvo que soportar al
año pasado su predecesor, Enrique Pescarmona, quien no logró apoyo
explícito de los funcionarios de gobierno al coloquio que presidiera
e igualmente ofició de dique de contención a las críticas
que llevaban los empresarios a los paneles para que su difusión no irritara
al presidente Néstor Kirchner.

En esta oportunidad, el dueño de la empresa de estibajes portuarios
homónima transmitió a emisarios de la Casa Rosada que se conformaba
con que Cristina concurriese aunque más no fuese a pronunciar un discurso
sin definiciones algunas, por más que muchos de los empresarios llevaron
inquietudes concretas acerca de cómo funcionará el pacto social
que promueve la presidenta electa.

Hasta entrada la noche, se notaba en los pasillos del hotel donde funciona
la convención un sordo estado deliberativo, impulsado por representantes
de la banca y de los servicios públicos, ambos sectores con delicadas
cuestiones pendientes con la administración Kirchner, como las tasas
y las tarifas.

La interna entre las actuales autoridades del coloquio y las que tuvieron a
su cargo la organización de la deslucida edición del año
pasado chisporroteó ayer, al diluirse la posibilidad de que la senadora
asistiese al cierre.

Durante la jornada, se hicieron correr versiones de que habían llegado
a Mar del Plata adelantados de seguridad de Presidencia, lo cual significaba
que se concretaría la visita esperada.

El presidente de Microsoft, Gustavo Ripoll, se encargó de ubicar el
eje de las expectativas del coloquio en el pacto social y cómo incidirá
la inflación en los salarios, pero en la Casa Rosada no digerían
que la corrupción haya sido uno de los temas a tratar ni tampoco la “contribución”
privada a la política energética que ejecuta Julio de Vido, a
través del estudio encargado al Instituto Tecnológico Nacional,
cuya copia fue entregada al gobierno.

También habría caído mal al matrimonio presidencial la
presencia del ex director de La Nación, Claudio Escribano, como moderador
de uno de los paneles.

La única representante oficial que disertó hasta ahora fue la
titular de la Agencia de Inversiones, Beatriz Nofal, quien destacó la
necesidad imperiosa de arreglar con el Club de París.

Si bien la audiencia siguió con interés la alocución de
la funcionaria, todos la tomaban con pinzas por cuanto se la sabe distanciada
del círculo íntimo que maneja la transición y se la da
como casi segura desplazada hacia algún puesto en el exterior.

Corrupción

Murchison tuvo que dar explicaciones sobre la inclusión del tema corrupción
en la agenda del coloquio, debido a las implicaciones que tiene sobre varios
de los hombres que pertenecen a esta administración. Esgrime una encuesta
de la iglesia en las universidades, en la cual aparece que 43 % está
dispuesto a corromperse para lograr alguna mejora en su carrera.
“No es un problema sólo de la Argentina, pero los países
que tienen altos niveles de corrupción tienen también altos índices
de pobreza. Y todos estamos conscientes de que en la Argentina somos muy proclives
a transgredir las reglas, 42 % de los empleados está en negro”,
aclara.

El empresario depositó en el próximo gobierno la expectativa
de un cambio cultural: “Lo que los empresarios queremos es previsibilidad
para saber si podemos o no invertir. Si se va a avanzar o no en la concertación
y cómo se va a solucionar el problema energético”.

Sentada sobre el aluvión de votos conseguidos el 28 de octubre, la presidenta
electa no tiene la más mínima intención de rendir cuentas
ante un coloquio de empresarios, como pretendían los organizadores.

Tampoco de asumir las críticas implícitas que surgen del temario:
corrupción y energía, casualmente dirigidas ambas al área
de Planificación Federal, incluidos transportes y Secretaría de
Comercio, a cargo políticamente de Julio de Vido, quien contra lo que
suponían los hombres de negocios no abandonaría el gabinete cuando
se produzca el relevo presidencial.

Las especulaciones que ganaron los pasillos del coloquio poco y nada tienen
que ver con el espíritu que guió a los fundadores de IDEA, que
consiste en fijar posición doctrinaria en los principales temas nacionales
e internacionales para contribuir a la formación y desarrollo de los
empresarios.

El propio Ripoll reconoció que hay ansiedad entre los hombres de negocios
por saber cómo instrumentará el próximo gobierno el llamado
a concertación que anunciara Cristina Kirchner, cuando todavía
era candidata, ante los 600 concurrentes al precoloquio celebrado en el hotel
Sheraton hace dos meses.

(Especial).- Mientras los más de 500 asistentes que llegaron a Mar del
Plata para participar del 43ª coloquio anual de IDEA descansaban en los hoteles
donde los alojaron, el titular de la organización del evento, Guillermo
Murchison, y el presidente de la entidad, Gustavo Ripoll, pasaron la noche pendientes
del teléfono.

Esperaban una llamada desde la Casa Rosada que respondiera un S.O.S. que le
lanzaron el día anterior a la presidenta electa, Cristina Fernández
de Kirchner, para que cambiase su decisión de no concurrir a la cena
de cierre, mañana viernes.

La senadora se excusó de ir al acontecimiento social de mayor predicamento
que realizan los empresarios una vez al año, aduciendo que tendría
que viajar hoy a Chile a la cumbre iberoamericana con su esposo, y que el viernes
tenía la ceremonia de confirmación religiosa de su hija Florencia
en una parroquia de San Isidro.

Murchison sufrió parecidas presiones a las que tuvo que soportar al
año pasado su predecesor, Enrique Pescarmona, quien no logró apoyo
explícito de los funcionarios de gobierno al coloquio que presidiera
e igualmente ofició de dique de contención a las críticas
que llevaban los empresarios a los paneles para que su difusión no irritara
al presidente Néstor Kirchner.

En esta oportunidad, el dueño de la empresa de estibajes portuarios
homónima transmitió a emisarios de la Casa Rosada que se conformaba
con que Cristina concurriese aunque más no fuese a pronunciar un discurso
sin definiciones algunas, por más que muchos de los empresarios llevaron
inquietudes concretas acerca de cómo funcionará el pacto social
que promueve la presidenta electa.

Hasta entrada la noche, se notaba en los pasillos del hotel donde funciona
la convención un sordo estado deliberativo, impulsado por representantes
de la banca y de los servicios públicos, ambos sectores con delicadas
cuestiones pendientes con la administración Kirchner, como las tasas
y las tarifas.

La interna entre las actuales autoridades del coloquio y las que tuvieron a
su cargo la organización de la deslucida edición del año
pasado chisporroteó ayer, al diluirse la posibilidad de que la senadora
asistiese al cierre.

Durante la jornada, se hicieron correr versiones de que habían llegado
a Mar del Plata adelantados de seguridad de Presidencia, lo cual significaba
que se concretaría la visita esperada.

El presidente de Microsoft, Gustavo Ripoll, se encargó de ubicar el
eje de las expectativas del coloquio en el pacto social y cómo incidirá
la inflación en los salarios, pero en la Casa Rosada no digerían
que la corrupción haya sido uno de los temas a tratar ni tampoco la “contribución”
privada a la política energética que ejecuta Julio de Vido, a
través del estudio encargado al Instituto Tecnológico Nacional,
cuya copia fue entregada al gobierno.

También habría caído mal al matrimonio presidencial la
presencia del ex director de La Nación, Claudio Escribano, como moderador
de uno de los paneles.

La única representante oficial que disertó hasta ahora fue la
titular de la Agencia de Inversiones, Beatriz Nofal, quien destacó la
necesidad imperiosa de arreglar con el Club de París.

Si bien la audiencia siguió con interés la alocución de
la funcionaria, todos la tomaban con pinzas por cuanto se la sabe distanciada
del círculo íntimo que maneja la transición y se la da
como casi segura desplazada hacia algún puesto en el exterior.

Corrupción

Murchison tuvo que dar explicaciones sobre la inclusión del tema corrupción
en la agenda del coloquio, debido a las implicaciones que tiene sobre varios
de los hombres que pertenecen a esta administración. Esgrime una encuesta
de la iglesia en las universidades, en la cual aparece que 43 % está
dispuesto a corromperse para lograr alguna mejora en su carrera.
“No es un problema sólo de la Argentina, pero los países
que tienen altos niveles de corrupción tienen también altos índices
de pobreza. Y todos estamos conscientes de que en la Argentina somos muy proclives
a transgredir las reglas, 42 % de los empleados está en negro”,
aclara.

El empresario depositó en el próximo gobierno la expectativa
de un cambio cultural: “Lo que los empresarios queremos es previsibilidad
para saber si podemos o no invertir. Si se va a avanzar o no en la concertación
y cómo se va a solucionar el problema energético”.

Sentada sobre el aluvión de votos conseguidos el 28 de octubre, la presidenta
electa no tiene la más mínima intención de rendir cuentas
ante un coloquio de empresarios, como pretendían los organizadores.

Tampoco de asumir las críticas implícitas que surgen del temario:
corrupción y energía, casualmente dirigidas ambas al área
de Planificación Federal, incluidos transportes y Secretaría de
Comercio, a cargo políticamente de Julio de Vido, quien contra lo que
suponían los hombres de negocios no abandonaría el gabinete cuando
se produzca el relevo presidencial.

Las especulaciones que ganaron los pasillos del coloquio poco y nada tienen
que ver con el espíritu que guió a los fundadores de IDEA, que
consiste en fijar posición doctrinaria en los principales temas nacionales
e internacionales para contribuir a la formación y desarrollo de los
empresarios.

El propio Ripoll reconoció que hay ansiedad entre los hombres de negocios
por saber cómo instrumentará el próximo gobierno el llamado
a concertación que anunciara Cristina Kirchner, cuando todavía
era candidata, ante los 600 concurrentes al precoloquio celebrado en el hotel
Sheraton hace dos meses.

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