Cuyo gerencia el fútbol

Tres de los cuatro equipos regionales que están en el nacional B entregaron la administración de sus negocios a sociedades comerciales integradas por hinchas que son empresarios exitosos.

5 febrero, 2002

El prestigioso oftalmólogo Roberto Zaldívar y los empresarios José Mansur, Gustavo Brenhan y Carlos Conde, entre otros, ya entraron al mundo del fútbol a pesar de que en la mayoría de los casos tienen experiencia en otros sectores. Prometen organizar el caos, ayudar a superar la crisis financiera de las instituciones y, también, hacer buenos negocios. Todo, con la mira puesta en los rendimientos deportivos y económicos, una conjunción sobre la que todavía existen discusiones y viejos prejuicios. La tendencia se manifiesta con mayor fuerza en Cuyo pero también despunta en las principales plazas futbolísticas del interior del país. Deporte y negocios o el negocio del deporte: ¿llegó la hora del sinceramiento?

A principios de marzo de 1999, una Cámara de Apelaciones de La Plata ordenó la liquidación de buena parte de los bienes del Racing Club de Avellaneda que al igual que todos los clubes de fútbol en la Argentina es una asociación civil sin fines de lucro, a pesar de que los intermediarios y apoderados de jugadores suelen hacer negocios millonarios con la transferencia o venta de jugadores y que los derechos de televisión representan una jugosa fuente de ingresos.

El domingo 7 de ese mes Racing no disputó la fecha correspondiente y los dirigentes y allegados a la institución reaccionaron y empezaron a buscar casi en forma desesperada apoyo político para evitar la liquidación de bienes. El club continuó jugando sus partidos, pero la situación no se regularizó hasta agosto del año pasado, cuando se promulgó la ley 25.284 de Fideicomiso de Administración para Entidades Deportivas (ver columna de opinión).

En pocas palabras, se trata de una figura jurídica que ofrece una forma contractual mediante la cual una persona o sociedad aporta capital con un fin determinado (compra de jugadores, por ejemplo), sin que ese aporte se mezcle, afecte el patrimonio o quede englobado dentro de las deudas del club. Los beneficios resultantes de la gestión de Fideicomiso quedan resguardados.

La intervención de la entidad y ese marco jurídico permitió que el club de Avellaneda no bajara la persiana y siguiese en carrera. Al cierre de esta edición estaba a punto de coronarse campeón de Primera División A después de casi 35 años sin vueltas olímpicas.

Si bien la figura del Fideicomiso está lejos del proyecto de gerenciamiento y transformación de los clubes en sociedades anónimas que, entre otros, impulsa el presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri, en los hechos funciona como tal. Es que los administradores del Fideicomiso según los casos y los acuerdos alcanzados con la dirigencia de cada club actúan como gerentes del negocio e intervienen en la venta de jugadores, los derechos de televisación (si no están embargados por la AFA), la recaudación y las inversiones en infraestructura y recursos humanos.

Para los clubes que tienen deudas, es decir casi todos, este tipo de gerenciamiento aparece como la única y mejor alternativa. Y a pesar de que Cuyo siempre está lejos de la capital, actualmente marca una tendencia que más tímidamente emerge en otras provincias: tres de los cuatro clubes de la región que pelean un lugar en la misma división de Boca y River ya echaron mano a la figura legal del Fideicomiso para administrarlos. Y entre los nuevos gerenciadores del negocio hay empresarios conocidos, como el oftalmólogo Roberto Zaldívar y los comerciantes José Manzur, Gustavo Brenhan y Carlos Conde, entre otros.

Los clubes cuyanos son Independiente Rivadavia, Godoy Cruz Antonio Tomba (ambos de Mendoza) y San Martín de San Juan. Los tres, junto a San Martín de Mendoza (que por ahora no piensa en hacer cambios en la gestión), participan del campeonato Nacional B, concentran a los pocos sponsors interesados en el fútbol, reciben algunos recursos por derechos televisivos y sueñan con las ventajas de estar en la liga mayor.

En el país también se discute sobre este tema. Algunos clubes ya iniciaron gestiones en este sentido o, por lo menos, evalúan la posibilidad. Entre ellos se destacan Defensores de Belgrano, Villa Mitre de Bahía Blanca, Atlético Tucumán y Defensores de Zárate.

Azul

“No sé de qué color es la sangre, pero nuestras venas son azules (como la camiseta de Independiente Rivadavia)”, repite Alfredo Romano, leproso hasta la muerte (como le dicen a los simpatizantes del club), mano derecha del oftalmólogo Zaldívar y fogonero de Mendoza Azul Fideicomiso, la sociedad que se hará cargo del fútbol de la entidad.

Zaldívar no necesita demasiadas presentaciones: su prestigio tiene alcance mundial, operó a media farándula argentina (Dady Brieva, Bernardo Neustadt, Zulema Yoma y Mauricio Macri, entre otros) y maneja un instituto que no paró de crecer durante la última década. Romano es su director ejecutivo, amigo de la infancia y compañero de la séptima de Independiente en la década del ´70 (ver sección Entrevista).

Ambos, fanáticos de La lepra, organizaron con otros tres amigos el Fideicomiso que planea reunir más de US$ 500.000 antes del 15 de este mes para “lograr la mejor combinación de pasión con gestión razonada”, según dijeron en la presentación. Los restantes miembros de la sociedad son el contador Juan Carlos Malgor (que estuvo 19 años en Bodegas Santa Ana), el abogado Ricardo Lemos Granata y el odontólogo Edgardo Azpilcueta.

Los simpatizantes o inversores que quieran entrar a este Fideicomiso pueden adquirir vacantes de cuatro clases (A, B, C y D) que son acciones que valen $ 5.000, $ 1.000, $ 500 y $ 250 al año. Como contrapartida, obtienen acceso libre a los partidos durante tres años y participación en 90% de los beneficios durante los primeros tres años, entre otros retornos de la inversión.

¿De dónde surgen los beneficios en el negocio del fútbol? De la venta o transferencia de jugadores, fundamentalmente, y de los contratos que pueda firmar la entidad con patrocinadores, además de otros beneficios por derechos de marca.

Lo demás es casi todo mito. Ni la televisión ni la recaudación son importantes (por lo menos en el Nacional B). La mayoría de los clubes de la región tiene deudas de entre US$ 800.000 y US$ 2,5 millones, y cancelan con atraso los sueldos de los jugadores como consecuencia de administraciones desafortunadas. Si bien esas sumas parecen modestas, hay que tener en cuenta que los ingresos son mínimos: el promedio de asistencia a las canchas es de 3.500 espectadores y las recaudaciones casi nunca superan los $ 4.000. Los derechos de televisación (generalmente embargados por la AFA por varios años como garantía de cobro) tampoco son elevados: la concesionara reparte cerca de US$ 4,6 millones entre los 25 equipos del ascenso, lo que significa que cada club percibe entre US$ 180.000 y US$ 140.000 al año. Esta cifra, por partido, se transforma en $ 9.000 cuando juega de local y $ 4.000 cuando lo hace de visitante, mientras que habilitar un estadio para un partido cuesta al menos US$ 20.000 entre seguridad, árbitros, asistentes y mantenimiento.

En resumen, el buen negocio es simple: una buena temporada y la venta de algunos jugadores, al tiempo que desarrolla un semillero para ir renovando a las figuras. Después viene el merchandising.

En el sector aseguran que la rentabilidad por la venta de jugadores no importa el monto es de alrededor de 40%; un índice difícil de conseguir en otros sectores.

El Tomba

En Godoy Cruz Antonio Tomba también transitan el mismo camino que en Independiente. El fogonero es José Mansur, propietario del hotel Reina Victoria y vinculado con los negocios inmobiliarios. Su casa parece el museo del Tomba y tiene una habitación especial con camisetas, posters y fotos del “Expreso”. “Queremos sacar al club de la crisis financiera, hacerlo crecer y llegar a la máxima categoría, pero a diferencia de lo que sucede con otros modelos de gestión nosotros somos hinchas fanáticos de Godoy Cruz y todos nos conocen”, explica Mansur.

Junto a Mansur están otros empresarios de Mendoza: Alejandro Chappini, que maneja una de las distribuidoras de envases plásticos y artículos de cotillón más grandes de la región; Gustavo Brenhan propietario de la cadena de farmacias Del Centro y Mario Contreras, que controla la marca de conservas Silvia. El promedio de edad del grupo, que se denomina Acción Deportiva, es de 42 años.

Godoy Cruz hace dos décadas que tiene a Julio Vega como presidente y acumuló un pasivo de US$ 2,5 millones. La sociedad de Mansur, Brenhan, Chappini y Contreras, que nació de un encuentro casual de dos de ellos en un supermercado (“Hagamos algo por el club”, dijeron), pretende cortar el déficit mensual de la entidad y promover el desarrollo de las divisiones inferiores.

“Queremos abrir un fondo de inversión para promover jugadores, comprar y vender. Sabemos que en el corto y mediano plazo no habrá beneficios, pero con el tiempo Godoy Cruz estará en los primeros planos”, asegura Mansur.

La AFA embargó los derechos de televisación del club por cinco años, por lo que los ingresos mediatos están relacionados con la venta de jugadores, la creación de fondos de inversión y la búsqueda de sponsors.

San Juan

César Angel Torres tiene 31 años y es el gerente deportivo de la sociedad anónima Nuevos Tiempos, que tiene a su cargo el área fútbol de San Martín de San Juan. El presidente de la sociedad es Carlos Conde, que estuvo relacionado con Boca Juniors y desde hace años está ligado al negocio del fútbol y los patrocinadores. Conde está acompañado por el contador Andrés Stangallini y Francisco Meritello, a cargo de las relaciones públicas, ambos de San Juan.

A diferencia de otros clubes, en San Martín los sueldos de los jugadores están al día; por lo que las preocupaciones inmediatas están relacionadas con el ascenso a la A y la posibilidad de generar beneficios que posibiliten el refuerzo del equipo. Nuevos Tiempos controla una empresa comercializadora que se encarga de las venta de publicidad estática, la sponsorización de la indumentaria y el merchandising, aunque no tiene injerencia sobre los derechos de televisación.

Para Torres hay que cambiar la mentalidad porque no tiene nada de malo mezclar la pasión por el deporte con los negocios.

Lo cierto es que los empresarios consultados son reacios a hablar del dinero que mueve el fútbol y, a menudo, recalcan que se trata de una “pasión” más que de una actividad comercial, a pesar de que desde hace más de medio siglo nadie desconoce que encierra un buen negocio. Parece haber llegado la hora del sinceramiento: la actividad tiene que ser rentable porque en caso contrario los clubes desaparecerán o se volverá al amateurismo. El gerenciamiento o la administración por Fideicomiso es hoy por hoy la mejor alternativa.

(c) MERCADO Cuyo

El prestigioso oftalmólogo Roberto Zaldívar y los empresarios José Mansur, Gustavo Brenhan y Carlos Conde, entre otros, ya entraron al mundo del fútbol a pesar de que en la mayoría de los casos tienen experiencia en otros sectores. Prometen organizar el caos, ayudar a superar la crisis financiera de las instituciones y, también, hacer buenos negocios. Todo, con la mira puesta en los rendimientos deportivos y económicos, una conjunción sobre la que todavía existen discusiones y viejos prejuicios. La tendencia se manifiesta con mayor fuerza en Cuyo pero también despunta en las principales plazas futbolísticas del interior del país. Deporte y negocios o el negocio del deporte: ¿llegó la hora del sinceramiento?

A principios de marzo de 1999, una Cámara de Apelaciones de La Plata ordenó la liquidación de buena parte de los bienes del Racing Club de Avellaneda que al igual que todos los clubes de fútbol en la Argentina es una asociación civil sin fines de lucro, a pesar de que los intermediarios y apoderados de jugadores suelen hacer negocios millonarios con la transferencia o venta de jugadores y que los derechos de televisión representan una jugosa fuente de ingresos.

El domingo 7 de ese mes Racing no disputó la fecha correspondiente y los dirigentes y allegados a la institución reaccionaron y empezaron a buscar casi en forma desesperada apoyo político para evitar la liquidación de bienes. El club continuó jugando sus partidos, pero la situación no se regularizó hasta agosto del año pasado, cuando se promulgó la ley 25.284 de Fideicomiso de Administración para Entidades Deportivas (ver columna de opinión).

En pocas palabras, se trata de una figura jurídica que ofrece una forma contractual mediante la cual una persona o sociedad aporta capital con un fin determinado (compra de jugadores, por ejemplo), sin que ese aporte se mezcle, afecte el patrimonio o quede englobado dentro de las deudas del club. Los beneficios resultantes de la gestión de Fideicomiso quedan resguardados.

La intervención de la entidad y ese marco jurídico permitió que el club de Avellaneda no bajara la persiana y siguiese en carrera. Al cierre de esta edición estaba a punto de coronarse campeón de Primera División A después de casi 35 años sin vueltas olímpicas.

Si bien la figura del Fideicomiso está lejos del proyecto de gerenciamiento y transformación de los clubes en sociedades anónimas que, entre otros, impulsa el presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri, en los hechos funciona como tal. Es que los administradores del Fideicomiso según los casos y los acuerdos alcanzados con la dirigencia de cada club actúan como gerentes del negocio e intervienen en la venta de jugadores, los derechos de televisación (si no están embargados por la AFA), la recaudación y las inversiones en infraestructura y recursos humanos.

Para los clubes que tienen deudas, es decir casi todos, este tipo de gerenciamiento aparece como la única y mejor alternativa. Y a pesar de que Cuyo siempre está lejos de la capital, actualmente marca una tendencia que más tímidamente emerge en otras provincias: tres de los cuatro clubes de la región que pelean un lugar en la misma división de Boca y River ya echaron mano a la figura legal del Fideicomiso para administrarlos. Y entre los nuevos gerenciadores del negocio hay empresarios conocidos, como el oftalmólogo Roberto Zaldívar y los comerciantes José Manzur, Gustavo Brenhan y Carlos Conde, entre otros.

Los clubes cuyanos son Independiente Rivadavia, Godoy Cruz Antonio Tomba (ambos de Mendoza) y San Martín de San Juan. Los tres, junto a San Martín de Mendoza (que por ahora no piensa en hacer cambios en la gestión), participan del campeonato Nacional B, concentran a los pocos sponsors interesados en el fútbol, reciben algunos recursos por derechos televisivos y sueñan con las ventajas de estar en la liga mayor.

En el país también se discute sobre este tema. Algunos clubes ya iniciaron gestiones en este sentido o, por lo menos, evalúan la posibilidad. Entre ellos se destacan Defensores de Belgrano, Villa Mitre de Bahía Blanca, Atlético Tucumán y Defensores de Zárate.

Azul

“No sé de qué color es la sangre, pero nuestras venas son azules (como la camiseta de Independiente Rivadavia)”, repite Alfredo Romano, leproso hasta la muerte (como le dicen a los simpatizantes del club), mano derecha del oftalmólogo Zaldívar y fogonero de Mendoza Azul Fideicomiso, la sociedad que se hará cargo del fútbol de la entidad.

Zaldívar no necesita demasiadas presentaciones: su prestigio tiene alcance mundial, operó a media farándula argentina (Dady Brieva, Bernardo Neustadt, Zulema Yoma y Mauricio Macri, entre otros) y maneja un instituto que no paró de crecer durante la última década. Romano es su director ejecutivo, amigo de la infancia y compañero de la séptima de Independiente en la década del ´70 (ver sección Entrevista).

Ambos, fanáticos de La lepra, organizaron con otros tres amigos el Fideicomiso que planea reunir más de US$ 500.000 antes del 15 de este mes para “lograr la mejor combinación de pasión con gestión razonada”, según dijeron en la presentación. Los restantes miembros de la sociedad son el contador Juan Carlos Malgor (que estuvo 19 años en Bodegas Santa Ana), el abogado Ricardo Lemos Granata y el odontólogo Edgardo Azpilcueta.

Los simpatizantes o inversores que quieran entrar a este Fideicomiso pueden adquirir vacantes de cuatro clases (A, B, C y D) que son acciones que valen $ 5.000, $ 1.000, $ 500 y $ 250 al año. Como contrapartida, obtienen acceso libre a los partidos durante tres años y participación en 90% de los beneficios durante los primeros tres años, entre otros retornos de la inversión.

¿De dónde surgen los beneficios en el negocio del fútbol? De la venta o transferencia de jugadores, fundamentalmente, y de los contratos que pueda firmar la entidad con patrocinadores, además de otros beneficios por derechos de marca.

Lo demás es casi todo mito. Ni la televisión ni la recaudación son importantes (por lo menos en el Nacional B). La mayoría de los clubes de la región tiene deudas de entre US$ 800.000 y US$ 2,5 millones, y cancelan con atraso los sueldos de los jugadores como consecuencia de administraciones desafortunadas. Si bien esas sumas parecen modestas, hay que tener en cuenta que los ingresos son mínimos: el promedio de asistencia a las canchas es de 3.500 espectadores y las recaudaciones casi nunca superan los $ 4.000. Los derechos de televisación (generalmente embargados por la AFA por varios años como garantía de cobro) tampoco son elevados: la concesionara reparte cerca de US$ 4,6 millones entre los 25 equipos del ascenso, lo que significa que cada club percibe entre US$ 180.000 y US$ 140.000 al año. Esta cifra, por partido, se transforma en $ 9.000 cuando juega de local y $ 4.000 cuando lo hace de visitante, mientras que habilitar un estadio para un partido cuesta al menos US$ 20.000 entre seguridad, árbitros, asistentes y mantenimiento.

En resumen, el buen negocio es simple: una buena temporada y la venta de algunos jugadores, al tiempo que desarrolla un semillero para ir renovando a las figuras. Después viene el merchandising.

En el sector aseguran que la rentabilidad por la venta de jugadores no importa el monto es de alrededor de 40%; un índice difícil de conseguir en otros sectores.

El Tomba

En Godoy Cruz Antonio Tomba también transitan el mismo camino que en Independiente. El fogonero es José Mansur, propietario del hotel Reina Victoria y vinculado con los negocios inmobiliarios. Su casa parece el museo del Tomba y tiene una habitación especial con camisetas, posters y fotos del “Expreso”. “Queremos sacar al club de la crisis financiera, hacerlo crecer y llegar a la máxima categoría, pero a diferencia de lo que sucede con otros modelos de gestión nosotros somos hinchas fanáticos de Godoy Cruz y todos nos conocen”, explica Mansur.

Junto a Mansur están otros empresarios de Mendoza: Alejandro Chappini, que maneja una de las distribuidoras de envases plásticos y artículos de cotillón más grandes de la región; Gustavo Brenhan propietario de la cadena de farmacias Del Centro y Mario Contreras, que controla la marca de conservas Silvia. El promedio de edad del grupo, que se denomina Acción Deportiva, es de 42 años.

Godoy Cruz hace dos décadas que tiene a Julio Vega como presidente y acumuló un pasivo de US$ 2,5 millones. La sociedad de Mansur, Brenhan, Chappini y Contreras, que nació de un encuentro casual de dos de ellos en un supermercado (“Hagamos algo por el club”, dijeron), pretende cortar el déficit mensual de la entidad y promover el desarrollo de las divisiones inferiores.

“Queremos abrir un fondo de inversión para promover jugadores, comprar y vender. Sabemos que en el corto y mediano plazo no habrá beneficios, pero con el tiempo Godoy Cruz estará en los primeros planos”, asegura Mansur.

La AFA embargó los derechos de televisación del club por cinco años, por lo que los ingresos mediatos están relacionados con la venta de jugadores, la creación de fondos de inversión y la búsqueda de sponsors.

San Juan

César Angel Torres tiene 31 años y es el gerente deportivo de la sociedad anónima Nuevos Tiempos, que tiene a su cargo el área fútbol de San Martín de San Juan. El presidente de la sociedad es Carlos Conde, que estuvo relacionado con Boca Juniors y desde hace años está ligado al negocio del fútbol y los patrocinadores. Conde está acompañado por el contador Andrés Stangallini y Francisco Meritello, a cargo de las relaciones públicas, ambos de San Juan.

A diferencia de otros clubes, en San Martín los sueldos de los jugadores están al día; por lo que las preocupaciones inmediatas están relacionadas con el ascenso a la A y la posibilidad de generar beneficios que posibiliten el refuerzo del equipo. Nuevos Tiempos controla una empresa comercializadora que se encarga de las venta de publicidad estática, la sponsorización de la indumentaria y el merchandising, aunque no tiene injerencia sobre los derechos de televisación.

Para Torres hay que cambiar la mentalidad porque no tiene nada de malo mezclar la pasión por el deporte con los negocios.

Lo cierto es que los empresarios consultados son reacios a hablar del dinero que mueve el fútbol y, a menudo, recalcan que se trata de una “pasión” más que de una actividad comercial, a pesar de que desde hace más de medio siglo nadie desconoce que encierra un buen negocio. Parece haber llegado la hora del sinceramiento: la actividad tiene que ser rentable porque en caso contrario los clubes desaparecerán o se volverá al amateurismo. El gerenciamiento o la administración por Fideicomiso es hoy por hoy la mejor alternativa.

(c) MERCADO Cuyo

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades