Derivados crediticios: parecen AAA, pero son casi chatarra

Según la consultoría especializada CreditSights, Moody’s investors service y Standard & Poor’s insisten en calificar con el máximo (AAA) papeles vulnerables al riesgo y la insolvencia, En suma, bonos chatarra.

7 septiembre, 2007

Este es casi tan grave como cuando, en agosto, las principales bancas de inversión y firmas de valores en Wall Street se descalificaban mutuamente. Las obligaciones a proporción constante (OPC, que de ellas se trata) emplean pases de créditos en cese para especular, apostando a las probabilidades de que determinado grupo de empresas repague sus deudas. Si bajase la calificación de OPC, el segmento sufriria pérdidas difíciles de enjugar.

Según CreditSights, “si se asume que insolvencias, ceses de pagos y bajas en la nota se desencadenan juntas, no ya en forma paulatina, las OPC terminarán en chatarra”, señala la consultoría. Desde hace un tiempo, legisladores, reguladores e inversores reprochan a Moody’s y S&P for asignar AAA o Aaa a títulos que implican derivados sobre malas hipotecas y otras especulaciones.

“Después, cuando el viento cambia, esta agencias se hacen distraída y no rebajan calificaciones”, señalaba el senador Christopher Dood, presidente del comité de banca. Es preciso que Moody’s y S&P expliquen al público por qué otorgan AAA a titulos o paquetes de activos que nunca merecieron esa categoría”.

Para colmo, las OPC son “productos” nuevos, creados recién en 2006 por
bancas experta en estos negocios poco diáfanos. Entre ellas, ABN Amro –el mayor prestamista holandés, con una red “off shore” en las Antillas meridionales-. Lehman Brothers holdings y otras. Desde entonces, se han colocado US$ 4.000 millones en esos contratos, que prometen tasas casi usurarias: hasta dos puntos sobre las normales de mercados.

Este es casi tan grave como cuando, en agosto, las principales bancas de inversión y firmas de valores en Wall Street se descalificaban mutuamente. Las obligaciones a proporción constante (OPC, que de ellas se trata) emplean pases de créditos en cese para especular, apostando a las probabilidades de que determinado grupo de empresas repague sus deudas. Si bajase la calificación de OPC, el segmento sufriria pérdidas difíciles de enjugar.

Según CreditSights, “si se asume que insolvencias, ceses de pagos y bajas en la nota se desencadenan juntas, no ya en forma paulatina, las OPC terminarán en chatarra”, señala la consultoría. Desde hace un tiempo, legisladores, reguladores e inversores reprochan a Moody’s y S&P for asignar AAA o Aaa a títulos que implican derivados sobre malas hipotecas y otras especulaciones.

“Después, cuando el viento cambia, esta agencias se hacen distraída y no rebajan calificaciones”, señalaba el senador Christopher Dood, presidente del comité de banca. Es preciso que Moody’s y S&P expliquen al público por qué otorgan AAA a titulos o paquetes de activos que nunca merecieron esa categoría”.

Para colmo, las OPC son “productos” nuevos, creados recién en 2006 por
bancas experta en estos negocios poco diáfanos. Entre ellas, ABN Amro –el mayor prestamista holandés, con una red “off shore” en las Antillas meridionales-. Lehman Brothers holdings y otras. Desde entonces, se han colocado US$ 4.000 millones en esos contratos, que prometen tasas casi usurarias: hasta dos puntos sobre las normales de mercados.

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