Toronto: costo millonario en lujo y seguridad
Ahora es una doble cumbre y el grupo de los 8 comparte la escena con el grupo de los 20. Pero pocos se forjan ilusiones: aumenta la brecha entre Estados Unidos insiste en estímulos sistémicos- y la Eurozona, que se aferra a las recetas de Chicago.
25 junio, 2010
<p>En un marco centrado en obsesiones por la seguridad, típicas del gobierno canadiense, los países en teoría mas ricos del planeta (muchos economistas serios dudan de que algunos del G-8 sigan siéndolo) llegan divididos. Mejor dicho, es EE.UU. contra el resto del octeto.</p>
<p>Existe un temario común, pero la realidad ya apunta a dos cuestiones dominantes: la crisis de endeudamiento en la Unión Europea y sus secuelas financieras. También están los factores sociales, pero “sólo” preocupan a EE.UU., China, Brasil, Rusia e India (motores del G-20). No por hallarse afectados, sino porque los preocupa la peligrosa rigidez europea.</p>
<p>Por supuesto, algunas economía de la Eurozona manifiestan tempranas señales de recuperación, pero sus déficit públicos la tornan frágil. Son casos como Alemania, Francia, Gran Bretaña, Holanda o Italia, donde –por lo demás- se han lanzado ajustes políticamente difíciles de sostener, en particular al proliferar signos de malestar social.</p>
<p>Naturalmente, los nuevos “parientes pobres” ya viven tiempos borrascosos y ajustes salvajes que deterioran a los gobiernos que los “compraron”. Entre ellos, Grecia, Portugal, España, Irlanda, Hungría, Letonia o Eslovaquia. Al respecto, era patético ver cómo José Luis Zapatero agradecía las felicitaciones de José Manoel Durậo Barroso (comisión europea) por haber impuesto medidas contractivas, con el desempleo en 20,5%.</p>
<p>En un marco de lujo asiático, probablemente desde hoy se geste el choque entre la canciller alemana Angela Merkel y el presidente Barack Obama. Eso sucederá en Huntsville (220 kilómetros de Toronto), sede del G-8. Más tarde, Washington tal vez busque el apoyo de los principales países emergentes en el G-20, para neutralizar al bando ortodoxo. <br />
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