Violencia de género en el trabajo

Según Bumeran 75,3% de las mujeres encuestadas fue testigo o vivió algún tipo de violencia o desigualdad de género en el ámbito de su trabajo.

26 noviembre, 2019

Bumeran elaboró una encuesta en el marco del Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. La misma fue contestada por más de 4.000 personas. De las mujeres, 86,3% respondió sufrir o haber sufrido alguna situación de este tipo en su ámbito laboral. Pese a esto, la mayoría indica no denunciar estos hechos por miedo a perder su trabajo.

Al momento de especificar de qué tipo de violencia o desigualdad se trató, 81,3% de las mujeres declaró que fue psicológica, como amenaza, acoso, humillación, deshonra, manipulación o aislamiento. A su vez, 35,8% expresó que se trató de desigualdad económica, como por ejemplo brecha salarial de género y desigualdad salarial ante igual tarea. Por su parte, 24,9% explicó que fue violencia simbólica, con estereotipos que reproduzcan desigualdad o discriminación. Mientras que, 11,1% expuso que fue sexual, es decir, cualquier acción que implique vulneración del hecho de ser mujer, de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva.  5,4% manifestó que fue física, esto incluye cualquier forma de maltrato o agresión que afecte el cuerpo de la mujer. Y, finalmente, 9,8% dijo haber sufrido otros tipos de violencia.

Por otro lado, 51,7% de los hombres respondieron haber vivido o presenciado una situación de violencia o desigualdad de género. Es la violencia psicológica la más común con 92,4%.

A la hora de responder sobre quién fue el que perpetró la situación violenta o desigual, 69,7% de las mujeres respondió que lo hizo su jefe directo. A este le sigue el jefe de su jefe (14,7%), un compañero (13,6%) y, finalmente, un proveedor (1,97%).

Con respecto a lo que se hizo con esa situación específica, la mayor parte de quienes respondieron (56,4%) dijo no haber hecho nada al respecto. Las razones que justificaron esta ausencia de acción tienen que ver con un miedo a perder el trabajo (62,6%). Seguido por temor a represalias (27,7%), temor a que no le creyeran (6,4%) y miedo al qué dirán (3,3%).

En relación a quienes sí hicieron algo con esta situación (43,6%), 38,3% habló con quien ejerció violencia o generó una situación desigual. En paralelo, 29,8% realizó la denuncia en el departamento de RRHH, 28,7% lo comentó con sus compañeros y 3,1% realizó la denuncia en la policía.

Luego de esta exposición del hecho, solo 13,4% respondió haber experimentado consecuencias positivas. Mientras que, 53,6% declaró haber sentido consecuencias negativas. Entre las primeras, destacaron el haber recibido el apoyo de sus compañeros (41,9%), que se comenzara a tratar el tema internamente de modo preventivo (el 35,7%) y que se generara un ámbito de mayor compañerismo (el 22,5%).

Con respecto a quienes vivieron consecuencias negativas, 56,1% dijo haber perdido su trabajo. 34,1% aseguró haber sido aislado laboralmente y 9,8% planteó que lo amenazaron con perder su empleo.

Si se trata esta temática desde un punto de vista más general es alarmante descubrir que 65,3% de las encuestadas planteó no percibir cambios frente a estas situaciones en los últimos tiempos. Por el contrario, 34,7% declaró sí observar algunas diferencias con respecto a épocas pasadas.

De quienes sí aseguraron ver cambios, 46,4% planteó que la gente es más cuidadosa frente a estas situaciones. 20,2% aseguró que las empresas cuentan con protocolos de actuación que antes no tenían. 18,8% dijo que ahora se escucha a las víctimas y 14,5% declaró que se presta más atención a las denuncias.

De todos modos, continúa siendo mayor el porcentaje que declara que en su trabajo no se trata esta temática (84,2%). Frente a quienes aseguran que en sus empleos sí lo hacen (15,8%). Para ahondar un poco más en esta respuesta positiva, 41,5% detalló que ofrecen alternativas de comunicación para hacer denuncias. Paralelamente, 34,2% dijo que existe una política estricta de respeto y 24,4% declaró que existe un protocolo de actuación.

Al momento de hablar de micromachismos, solo 8,3% considera que en su trabajo no existen este tipo de actitudes. En cuanto a la descripción de estos, 32,5% manifestó que en su trabajo las tareas administrativas o serviciales (y generalmente no pagas) son realizadas de manera desproporcionada por mujeres. 28,9% afirmó que se utilizan estereotipos para negar pensar en una mujer como líder. De la misma manera, 25,2% detalló que el líder o jefe que es varón suele ser reemplazado por otro varón, seguido por otro varón y así sucesivamente. 23,4% describió que, en ciertas situaciones en sus empleos, un varón toma crédito por la idea de una mujer y también que existe una tendencia hacia el mansplaining (21,6%).

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