Fondo: alberga serias dudas sobre los índices argentinos de inflación

En realidad, el primer mensaje discreto sobre las manipulaciones del Indec le llegó a Cristina Fernández Kirchner en París. Ahora, desde Washington, un técnico del organismo apunta que las estadísticas privadas son más fiables.

10 abril, 2008

En los corrillos previos a la reunión del Grupo de los 7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Canadá, Holanda e Italia, viernes 11) y a la asamblea semestral FMI-Banco Mundial, el mensaje era claro. “En Argentina la inflación medida por el Indec cede, pero, para la mayoría de analistas privados, sigue subiendo”.

Con la diplomacia típica del director gerente Dominique Strauss-Kahn (acaba de demoler las proyecciones de Henry Paulson y Benjamin Bernanke sobre la dobles crisis e Occidente), la entidad trata de eludir controversias con los Kirchner. Sin deternerse en 2007, el informe semestral del FMI se mueve entre dos aguas y presume 9% de inflación minoristas para este año y el siguiente.

Esto no fue fácil. La propia interna del organismo –dividido entre “nuevos” de Strauss-Kahn y supérstites de Rodrigo Rato, con Anup Singh a la cabeza- permitió presiones argentinas para que el Fondo aceptase las cifras de 2007 y el primer trimestre de 2008.

A juicio de analistas conservadores, ese juego entre bambalinas explica la omisión de Argentina en tramos del capítulo latinoamericano, especialmente el referido a precios de alimentos primarios. Pero quizás el asunto no haya terminado. Primero, por la ausencia de Martín Lousteau en esos contactos reservados. Segundo, porque una de las principales calificadoras de riesgos examina las distorsiones estadísticas del Indec con vistas a bajar de nota los bonos indexados por IPC.

En los corrillos previos a la reunión del Grupo de los 7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Canadá, Holanda e Italia, viernes 11) y a la asamblea semestral FMI-Banco Mundial, el mensaje era claro. “En Argentina la inflación medida por el Indec cede, pero, para la mayoría de analistas privados, sigue subiendo”.

Con la diplomacia típica del director gerente Dominique Strauss-Kahn (acaba de demoler las proyecciones de Henry Paulson y Benjamin Bernanke sobre la dobles crisis e Occidente), la entidad trata de eludir controversias con los Kirchner. Sin deternerse en 2007, el informe semestral del FMI se mueve entre dos aguas y presume 9% de inflación minoristas para este año y el siguiente.

Esto no fue fácil. La propia interna del organismo –dividido entre “nuevos” de Strauss-Kahn y supérstites de Rodrigo Rato, con Anup Singh a la cabeza- permitió presiones argentinas para que el Fondo aceptase las cifras de 2007 y el primer trimestre de 2008.

A juicio de analistas conservadores, ese juego entre bambalinas explica la omisión de Argentina en tramos del capítulo latinoamericano, especialmente el referido a precios de alimentos primarios. Pero quizás el asunto no haya terminado. Primero, por la ausencia de Martín Lousteau en esos contactos reservados. Segundo, porque una de las principales calificadoras de riesgos examina las distorsiones estadísticas del Indec con vistas a bajar de nota los bonos indexados por IPC.

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