Masacre en Siria: posturas de Rusia y China

Los 230 civiles asesinados el domingo en Homs, bastión rebelde, eran la respuesta del Gobierno al secuestro de 12 soldados un día antes. Pero la actitud de Beijing y Moscú en el consejo de seguridad (Naciones Unidas) puede empeorar las cosas.

5 febrero, 2012

<p>&ldquo;Disgusto&rdquo; es un t&eacute;rmino poco usual en la ONU. Pero lo lanz&oacute; a rodar Susan Rice, la embajadora estadounidense. Lo emple&oacute; concretamente para referirse a Rusia y China. Adem&aacute;s, su colega franc&eacute;s teme que el doble veto represente &ldquo;el colapso de la diplomacia del compromiso&rdquo;. Por en&eacute;sima vez, ambas potencias consiguen frenar una condena al violento r&eacute;gimen sirio.<br />
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Ni siquiera la impresionante masacre en Homs, que incluy&oacute; ni&ntilde;os y adolescentes, les torci&oacute; el brazo. Quiz&aacute; sin quererlo, Mosc&uacute; y Beijing terminaron por burlarse de la democracia y del resto del consejo. Tambi&eacute;n hicieron caso omiso a las gestiones personales de Barack Obama y el secretario genera de la ONU, Ban Kim&uacute;n.<br />
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Tampoco la Liga &Aacute;rabe fue escuchada por Damasco. Esta cadena de circunstancias explica la desaz&oacute;n estadounidense y, al mismo tiempo, la impotencia del consejo para disciplinar a &ldquo;pa&iacute;ses chicos&rdquo; como Siria, Sud&aacute;n o Zimbabwe. Tambi&eacute;n fracas&oacute; la alianza entre la Liga y Occidente. En suma, Bashar al Asad cosecha victorias diplom&aacute;ticas sin disparar un tiro, gracias a los votos de China y Rusia &iquest;por qu&eacute;? <br />
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Simple: ambos gigantes contienen en el interior minor&iacute;as musulmanas violentas o inestables. Por una parte, etnias en Xinjiang y el sudoeste chino. Por la otra, el explosivo damero isl&aacute;mico de la Ciscaucasia rusa, Chechenia inclusive.<br />
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Ahora, se&ntilde;alan funcionarios brit&aacute;nicos, franceses y estadounidenses, se debe recomenzar a tejer esta trama de Pen&eacute;lope. En cuanto a Mosc&uacute;, los m&oacute;viles geopol&iacute;ticos se mezclan con &ldquo;trivialidades&rdquo; como la venta de armas o la base naval de Tartus, vieja obsesi&oacute;n de Israel. A esto cabe a&ntilde;adir el nacionalismo ruso y las elecciones del 4 de marzo, vitales para Vlady&iacute;mir Putin.<br />
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No es por tanto gratuita la visita del canciller Sierghi&eacute;i Lavrov a Damasco y Angora. Seg&uacute;n sospechan en Berl&iacute;n, el emisario volver&aacute; a objetar el escudo defensivo de la Organizaci&oacute;n del Tratado Noratl&aacute;ntico. Puesto de otro modo, intentar&aacute; un trueque: ablandamiento de Asad a cambio de que el borde oriental del escudo retroceda a los l&iacute;mite de la Uni&oacute;n Europea, excluyendo Ucrania y Byelorusia.<br />
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Parece una exageraci&oacute;n, pero solo porque esos temas no han sido tenidos en cuenta por Occidente ni la Liga &Aacute;rabe. Al margen de estas jugadas, ninguna resoluci&oacute;n del consejo o la Ot&aacute;n desestabilizar&aacute; a los Asad. La amenaza real reside en las clases medias y altas, golpeadas econ&oacute;micamente por las sanciones, la deserci&oacute;n de militares y la huida de 12.000 disidentes. En suma, la masacre agudiza el divorcio entre la mayor&iacute;a sunn&iacute; (78%) y la minor&iacute;a alaw&iacute; (11%) y puede acelerar un desenlace.<br />
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