Romances de oficina

Susan Heathfield emprendió una investigación sobre el tema del amor en el lugar de trabajo para indagar si las actitudes generales de la gente del medio se mantienen adversas o van cambiando.

15 febrero, 2008

Si sólo se trata de sexo, de una aventura intrascendente, de un affaire extramatrimonial o de una relación para que una persona ascienda en la escala laboral, empleados y directivos desaprueban las relaciones amorosas en la oficina. Si una pareja demuestra que va realmente en serio en sus intenciones de construir una relación, la opinión popular es más favorable.

Después de todo, ¿dónde se puede encontrar a ese alguien especial en estos días? Con la cantidad de tiempo que la gente pasa trabajando, y el creciente porcentaje de mujeres en la fuerza laboral, ¿dónde más se va a encontrar una pareja?

Los tradicionales lugares de encuentro, como la iglesia, el barrio, los acontecimientos familiares y las actividades de entretenimiento ya no presentan la misma cantidad de candidatos que en otros tiempos.

En cambio, la oficina aporta ya un pool de gente preseleccionada que comparte por lo menos un interés importante.

La gente que trabaja junta vive también dentro de una distancia razonable como para salir junta, compartir lugares y verse más o menos diariamente. Las personas que trabajan juntas en tareas similares, además, por lo general tienen edades parecidas y comparten intereses similares tanto en el trabajo como fuera de él.

Política sobre romance en el trabajo

Los romances en el trabajo son una preocupación para los empleadores, pero ya no es un error tan grave como puede haber sido en años anteriores. En realidad, una encuesta realizada por la Society for Human Resource Management (SHRM) descubrió que muchas de las empresas interrogadas no tienen una política formal y escrita sobre el tema.

De los 617 miembros que respondieron la encuesta, 72% no tiene política escrita; 14% dice que tiene una norma no escrita pero compartida. 13% sí tiene política escrita.

55% de los profesionales que respondieron dijeron que el matrimonio es el resultado más probable de los romances laborales que conocieron. Los que desalientan – o el 7% que prohibe – los noviazgos en el lugar de trabajo, mencionan su preocupación por la posibilidad de posteriores denuncias de acoso sexual, desquites o falta de armonía si la relación se interrumpe. Les preocupa la posibilidad de desánimo y baja de productividad en ambos miembros de la pareja.

“A veces, los romances laborales presentan un peligro para la eficacia organizacional, por sus efectos negativos en participantes y compañeros”, dice Gary N. Powell en las conclusiones de una investigación realizada antes de que terminara el siglo pasado. “Otras veces, los romances aumentan la eficacia mediante sus efectos positivos en los participantes. “Hay dos tipos de romances que tienen los efectos más dañinos sobre el ánimo del grupo y la eficacia organizacional , (a) romances jerárquicos en los cuales un participante trabaja a las órdenes del otro, y (b) romances utilitarios, en los cuales un participante “satisface sus necesidades personales / sexuales a cambio de satisfacer necesidades relacionadas con el trabajo o la carrera del otro participante.”

Si sólo se trata de sexo, de una aventura intrascendente, de un affaire extramatrimonial o de una relación para que una persona ascienda en la escala laboral, empleados y directivos desaprueban las relaciones amorosas en la oficina. Si una pareja demuestra que va realmente en serio en sus intenciones de construir una relación, la opinión popular es más favorable.

Después de todo, ¿dónde se puede encontrar a ese alguien especial en estos días? Con la cantidad de tiempo que la gente pasa trabajando, y el creciente porcentaje de mujeres en la fuerza laboral, ¿dónde más se va a encontrar una pareja?

Los tradicionales lugares de encuentro, como la iglesia, el barrio, los acontecimientos familiares y las actividades de entretenimiento ya no presentan la misma cantidad de candidatos que en otros tiempos.

En cambio, la oficina aporta ya un pool de gente preseleccionada que comparte por lo menos un interés importante.

La gente que trabaja junta vive también dentro de una distancia razonable como para salir junta, compartir lugares y verse más o menos diariamente. Las personas que trabajan juntas en tareas similares, además, por lo general tienen edades parecidas y comparten intereses similares tanto en el trabajo como fuera de él.

Política sobre romance en el trabajo

Los romances en el trabajo son una preocupación para los empleadores, pero ya no es un error tan grave como puede haber sido en años anteriores. En realidad, una encuesta realizada por la Society for Human Resource Management (SHRM) descubrió que muchas de las empresas interrogadas no tienen una política formal y escrita sobre el tema.

De los 617 miembros que respondieron la encuesta, 72% no tiene política escrita; 14% dice que tiene una norma no escrita pero compartida. 13% sí tiene política escrita.

55% de los profesionales que respondieron dijeron que el matrimonio es el resultado más probable de los romances laborales que conocieron. Los que desalientan – o el 7% que prohibe – los noviazgos en el lugar de trabajo, mencionan su preocupación por la posibilidad de posteriores denuncias de acoso sexual, desquites o falta de armonía si la relación se interrumpe. Les preocupa la posibilidad de desánimo y baja de productividad en ambos miembros de la pareja.

“A veces, los romances laborales presentan un peligro para la eficacia organizacional, por sus efectos negativos en participantes y compañeros”, dice Gary N. Powell en las conclusiones de una investigación realizada antes de que terminara el siglo pasado. “Otras veces, los romances aumentan la eficacia mediante sus efectos positivos en los participantes. “Hay dos tipos de romances que tienen los efectos más dañinos sobre el ánimo del grupo y la eficacia organizacional , (a) romances jerárquicos en los cuales un participante trabaja a las órdenes del otro, y (b) romances utilitarios, en los cuales un participante “satisface sus necesidades personales / sexuales a cambio de satisfacer necesidades relacionadas con el trabajo o la carrera del otro participante.”

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