Triunfo chino: Norcorea suspenderá el delirio nuclear

Pyong Yang cejará en sus proyectos atómicos a cambio de ayuda económica y social. Esencialmente, alimentos y energía eléctrica. Culminan dos años de duras tratativas.

20 septiembre, 2005

Es una primera etapa hacia el desarme nuclear. En lo que se interpreta –fuera de Washington- como victoria de la diplomacia china, Norcorea aceptó abandonar el programa atómico y permitir inspecciones internacionales en varias instalaciones.

El paquete del compromiso abarca cooperación económica, asistencia energética, entrega de alimentos y medicinas, más garantías a la seguridad del régimen. A partir de ahora, si no se producen sorpresas desagradables, ese país cederá a Birmania el liderazgo entre las “dictaduras parias” del mundo.

George W. Bush, Junichiro Koizumi y Vladyímir Putin coincidieron en aplaudir el acuerdo preliminar. Washington, empero, señaló que “su cumplimiento debe estar constantemente abierto a la verificación”. Mientras tanto, analistas británicos, franceses y canadienses definen este convenio como un triunfo diplomático de Beijing.

El otro factor clave, cautamente silenciado en el anuncio hecho desde la capital china, es Surcorea. Por cierto, hasta ahora la mayor fuente de “asistencia discreta” a Pyong Yang ha sido la otra mitad de la península. Cuando el anterior compromiso tentativo se vino abajo porque Kim Jong il no lograba controlar su interna militar (el partido Comunista casi no cuenta), sólo Seúl mantuvo vínculos y asistencia humanitaria.

A diferencia de China, que históricamente siempre ha visto toda Corea como área de influencia, Rusia optó por el bajo perfil. En realidad, Moscú ha acompañado de lejos. Hasta las recientes maniobras militares conjuntas ruso chinas, a las cuales no es ajena la súbita reactivación del compromiso norcoreano. Resulta llamativa la ausencia del tema en los comentarios de la prensa anglosajona, en tanto los medios de Japón, Taiwán y Vietnam lo destacan.

Es una primera etapa hacia el desarme nuclear. En lo que se interpreta –fuera de Washington- como victoria de la diplomacia china, Norcorea aceptó abandonar el programa atómico y permitir inspecciones internacionales en varias instalaciones.

El paquete del compromiso abarca cooperación económica, asistencia energética, entrega de alimentos y medicinas, más garantías a la seguridad del régimen. A partir de ahora, si no se producen sorpresas desagradables, ese país cederá a Birmania el liderazgo entre las “dictaduras parias” del mundo.

George W. Bush, Junichiro Koizumi y Vladyímir Putin coincidieron en aplaudir el acuerdo preliminar. Washington, empero, señaló que “su cumplimiento debe estar constantemente abierto a la verificación”. Mientras tanto, analistas británicos, franceses y canadienses definen este convenio como un triunfo diplomático de Beijing.

El otro factor clave, cautamente silenciado en el anuncio hecho desde la capital china, es Surcorea. Por cierto, hasta ahora la mayor fuente de “asistencia discreta” a Pyong Yang ha sido la otra mitad de la península. Cuando el anterior compromiso tentativo se vino abajo porque Kim Jong il no lograba controlar su interna militar (el partido Comunista casi no cuenta), sólo Seúl mantuvo vínculos y asistencia humanitaria.

A diferencia de China, que históricamente siempre ha visto toda Corea como área de influencia, Rusia optó por el bajo perfil. En realidad, Moscú ha acompañado de lejos. Hasta las recientes maniobras militares conjuntas ruso chinas, a las cuales no es ajena la súbita reactivación del compromiso norcoreano. Resulta llamativa la ausencia del tema en los comentarios de la prensa anglosajona, en tanto los medios de Japón, Taiwán y Vietnam lo destacan.

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