Crisis 1 y 2: abundan ahora interpretaciones de todo tipo

Una descripción total o satisfactoria de ambos episodios -2006/09 en EE.UU., 2010 en la Unión Europea- dista de lo posible. Cierto grado de estabilidad se consolida de este lado del Atlántico, pero el sistema sigue bajo presiones en la otra orilla.

13 junio, 2010

<p>Resulta difícil disentir con las duras críticas de Wessel a Alan Greenspan, antecesor de Bernanke, hasta 2006 mucho más intocable que éste. Si alguien debiera haber actuado a tiempo para evitar la crisis elevando tasas y ahogando el auge de malas hipotecas vía regulaciones más estrictas, ése era Greenspan. Pero éste había echado por la borda su propia crítica de 2003 a la “exuberancia irracional de los mercados”. Todavía en 2007, quienes hoy lo atacan funcionaban como “claque” incondicional (riesgo que también corre Bernanke). <br />
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Si se buscan planteos más ácidos, debe acudirse a Mark Zandi, del sitio Economy.com, filial de Moody’s Investors Service. Al incursionar en las causas socioeconómicas del colapso, pone en la picota el auge de malas hipotecas, la obsesión norteamericana por la casa propia, las desgravaciones impositivas que promovieron endeudamiento de todo tipo y, en lo financiero, exóticos instrumentos especulativos, mal manejo de riesgos, etc. Todo enmarcado en el papel ambiguo de las agencias calificadoras (¡Moody’s inclusive!), inadecuada regulación y un nuevo factor: la licuación del euro.</p>

<p>Por ejemplo, el desempleo norteamericano sigue alto (9,97/99%) o cr&iacute;tico (m&aacute;s de 20,5% en Espa&ntilde;a), con perspectivas harto complejas para la segunda mitad de 2010. En el tercero y cuarto trimestres de 2009, apenas una parte de los enormes est&iacute;mulos fiscales y econ&oacute;micos empezaron a hacerse notar. Ahora, los planes regresivos impuestos en pa&iacute;ses de Europa occidental arriesgan efectos contraproducentes.<br />
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Desde 2008, la Reserva Federal y sus contrapartes han intervenido en una escala sin precedentes respaldando un sistema que varios economistas serios dan por irrescatable (igual que el burs&aacute;til). Otros califican esos paquetes de tareas inconclusas. Entretanto, el porvenir es incierto y podr&iacute;a modificar la percepci&oacute;n de lo sucedido hasta ahora. <br />
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Por de pronto, los expertos difieren notoriamente en pol&iacute;ticas econ&oacute;micas, financieras y malos h&aacute;bitos de los mercados. Por ejemplo, David Wessel (Wall Street Journal) ubica la causa de la cat&aacute;strofe en el triunfo de la especulaci&oacute;n a expensas de la industria norteamericana. Jopeph Stiglitz y Paul Krugman (Nobel 2001 y 2008) sospechan que el capitalismo anglosaj&oacute;n tiene la culpa. En realidad, estas crisis carecen de fuente un&iacute;voca.<br />
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Con matices, casi todos los analistas sostienen que los funcionarios claves encararon, generalmente sin mucha confianza en s&iacute; mismos, el alud que se hab&iacute;a desatado a fines de 2007. El reparto incluye a Benjamin Bernanke, Henry Paulson &ndash;secretario del Tesoro bajo George W.Bush- y su sucesor, Timothy Geithner, entonces presidente de la RF neoyorquina. <br />
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